Estamos continuamente viendo nuestras propias proyecciones de la realidad que se muestra ante nuestros ojos. La vida es una sala de cine. Más allá del hecho, la persona, las circunstancias y las emociones del momento, está esa parte propia que se proyecta fuera a su merced.

Nuestras experiencias de vida se van grabando en nuestra filmoteca, algunas como grandes éxitos de cartelera, otras casi pasan de largo como meros anuncios publicitarios. La grabadora está siempre en marcha y al mismo tiempo, he aquí la clave, somos capaces de proyectar esas antiguas cintas de forma simultánea para hacer la comparativa y decidir los actos.

No se trata de la palabra malsonante que te hace estallar, sino de la película que te has contado para recordar que «en capítulos anteriores» de la misma saga, la experiencia fue en cierta forma similar y nos provocó emociones concretas que nos llevaron a ciertos resultados. Y así REACCIONAMOS. Incapaces de discernir entre las diferencias de aquello y esto, traemos el pasado para justificar nuestras actuaciones.

Así que no. No se trata de que hoy la gente está más gilipollas de lo habitual, eres tú quien hoy ha decidido quedarse en su propia butaca, devorando palomitas y viendo solamente su parte. Incapaz de empatizar libre de juicio con quién se pone delante. Esa pantalla en blanco esperando ser película recién nacida y no reproducida, dispuesta a generar nuevas historias y mostrar su diferencia a todo lo anterior, no tiene espacio entre tanta proyección del pasado.

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Se nos olvida tirar de filmoteca para de vez en cuando, hacer limpieza. Reformular la emoción de cada cinta, recolocar en la estantería correcta, mirar con ojos diferentes y reeditar eliminando creencias limitantes para que nos permita mejorar en el siguiente largometraje.

Es necesario, también, parar la cinta y apagar el proyector para decirle a nuestra mente: «lo sé, en el pasado ocurrió de esa forma pero ahora tengo más herramientas, he evolucionado y puede ser diferente. Voy a dejarme sorprender y ver solo el presente»

El presente… Esa película en constante creación que incorpora continuamente personajes dispuesta a sorprender a quien esté dispuesto a ver.

Y tú, ¿Qué película quieres ver hoy?

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