Los granadinos –como cada año- están realizando una procesión cívico-religiosa en la que participa gran número de ciudadanos y que recorre las calles de Granada y los lugares emblemáticos de ésta, como la Capilla Real, donde descansan los restos mortales de los Reyes Católicos, y la estatua de Colón.

En la procesión hay algo raro. No se respira la misma alegría de todos los años y no todo el público aplaude, un sector del mismo grita y les abuchea. Los granadinos que están realizando la procesión no entienden el porqué, solo están marchando en la tradicional procesión que realizan año a año -con mucho orgullo – y que vienen haciendo sus antepasados desde hace mucho tiempo. Los abucheos proceden de un sector del público donde está situada una pancarta en la que se puede leer: “plataforma Granada Abierta”. Están exigiendo la supresión de este acto que entienden “insostenible en democracia” y que es “una exaltación del fascismo” por hacer apología de “genocidas” como, según dicen, fueron los Reyes Católicos -Fallecidos hace casi 500 años, por cierto. Como decía, simplemente es un homenaje por la conquista de Granada, algo simbólico, podríamos decir que es parecido –no en la forma pero si en el fondo- a lo que en Villena se realiza en Septiembre, en fiestas de Moros y Cristianos, el día 8 con la guerrilla y embajada del cristiano al moro. Una representación de un determinado episodio de nuestra historia.

Días después, los actores de la serie Isabel -que es emitida en TVE- hacen una ofrenda floral a los Reyes Católicos aprovechando que iban a grabar unos capítulos en la ciudad granadina, acto no exento de crítica, por supuesto, porque desde esta plataforma –Granada Abierta- consideran esta ofrenda como “un acto sectario, de propaganda nacional-católica, no propio de profesionales que trabajan en una serie de televisión financiada por los impuestos de todos y consideran, también, que es otra exaltación del fascismo.”

¿Por qué estamos tan preocupados por la historia? Creo que deberíamos estar preocupados por el futuro -que de seguir así pinta un poco negro- no por el pasado, ¿acaso podemos modificarlo? No, no lo podemos hacer, y es inútil que haya gente que siga intentando cambiarlo -bueno, intentando cambiar partes de éste según les convenga, por supuesto. Está claro que tenemos que conocer nuestra historia y luchar porque determinadas partes de ese pasado no se repitan. Pero lo que hay que hacer, y sobre todo en momentos tan difíciles como los que estamos viviendo, es tratar de mejorar el presente y construir un futuro. Como decía W. Churchill “somos esclavos de nuestra historia, pero dueños de nuestro futuro”.

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Lo lamentable es que ese episodio no es aislado, ni la excepción que confirma la regla, ya que no es el único. Este es solo uno de los muchos casos de intentar borrar parte de la historia de España. Todos recordaréis la Ley sobre memoria Histórica del año 2006 de José Luis Rodríguez Zapatero, que por aquel entonces –afortunadamente podemos hablar en pasado- era presidente del gobierno. Una ley que abría viejas heridas, y que pretendía rescatar la historia de la guerra civil española. Historia que parecía se había enterrado y superado con la transición de la dictadura a la democracia, al menos eso es lo que parecía.

En el sur de España ha sucedido algo parecido también. Hace escasos días el parlamento andaluz ha aprobado una ley de “memoria democrática” mediante la cual obliga a retirar todos los símbolos franquistas de Andalucía en menos de 18 meses. Para el desnortado PSOE es urgente e imprescindible. Los dirigentes de la región más pobre de toda Europa, que está a la cabeza del paro y corrupción en España, consideran que eso es urgente e imprescindible pero la corrupción, el paro y la pobreza al parecer pueden esperar. Todo esto viene a corroborar la deriva hacia ninguna parte de un PSOE sin argumentos, un partido que solo puede mirar al pasado, porque no tiene futuro.

Lamentablemente hay grupos políticos en nuestro país que siguen anclados en el pasado, concretamente en el período de 1931 a 1975. Hay quienes incluso recriminan y echan en cara los crímenes de la Guerra Civil y de la dictadura franquista a personas que han nacido después de la transición, que han nacido en Democracia. La falta de argumentos y de ideas les lleva a esto, a hacer el ridículo y a corroborar la deriva hacia ninguna parte de grupos políticos carentes de soluciones a los problemas actuales de la sociedad española.

La historia debe ser utilizada para potenciar o corregir el rumbo, para no repetir errores, pero no para un discurso electoral. Como decía anteriormente, la historia no se puede cambiar, dejemos a los muertos descansar en paz y dediquemos nuestros esfuerzos a luchar contra lo que sí que podemos luchar: corrupción, desempleo, pobreza, etc.

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