La alicantina de nacimiento y villenense de adopción Lorena Amorós Blasco, ha sido noticia en la prestigiosa revista especializada como es ‘Mas de arte’. En sus exposiciones y proyectos artísticos ha analizado las situaciones límite de la autorrepresentación, los reversos de la autobiografía en los álbumes familiares y la construcción de la subjetividad femenina en las distorsiones forzadas por los condicionantes culturales.

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También ha abordado en varias de sus instalaciones el mundo imaginario del fan y sus proyecciones sobre la música rock y punk, así como otras manifestaciones de la contracultura: la incidencia de las películas de serie B en el inconsciente colectivo. Ha alternado la pintura, el vídeo, la instalación y la performance en un juego de referencias cruzadas entre los distintos soportes. Su obra se combina con la reflexión teórica a través de ensayos publicados en diversos medios especializados como Revista de Occidente, Arte y Políticas de Identidad o Dossiers Feministes, y su libro Abismos de la mirada. La experiencia límite en el autorretrato último (CENDEAC, 2005).

Lorena Amorós, artista villenense, es también docente en la Universidad de Murcia e investigadora en Bellas Artes y que posiblemente conozcáis bien quienes frecuentáis la Galería Adora Calvo de Salamanca, la sala que la representa. Lorena se suma a la sección de la revista «Fichados» porque en su trabajo encontramos planteados, desde hace años, asuntos que no solo no pierden vigencia, sino que casi día a día es posible replantear con nuevas lecturas: el trasfondo de la autorrepresentación, lo que en nuestra biografía y en nuestra memoria familiar hay de resbaladizo y de ficticio, la complejidad de los afectos en esa esfera, la familiar, en la que muchas cosas parecen darse por hechas o los roles femeninos culturalmente asumidos. Nos invita a poner en cuestión nuestro pasado, nuestras raíces y nuestra posición frente a ellos: la aceptación y la escapada.
Dicha publicación, realiza un recorrido por las obras de esta artista, que actualmente, forma parte del grupo de investigación Visualidades y Temporalidades de la Cultura Contemporánea y del grupo Península, vinculado al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Amorós cuenta que se siente ligada al arte desde la infancia y que el disfrute en sus estudios de Bellas Artes, sucesivas becas y el apoyo de sus galeristas le han refrendado en el camino. Tiene un recuerdo muy cálido para el fallecido Gonzalo Sánchez: «Tengo recuerdos desde muy niña de un vínculo intenso con el arte, de una necesidad de abstraerme de la realidad dibujando, pintando y creando figuras de barro. Por esta razón, cuando empecé a estudiar Bellas Artes en la UPV de Valencia, a pesar de las frustraciones que lleva implícita esta carrera, sentí que estaba donde tenía que estar. Además, este periodo universitario fue muy estimulante y compartí muchos intereses comunes con compañeros de promoción. De ahí que los cinco años me supieran a poco y decidiese continuar con el doctorado en esta Universidad defendiendo mi tesis en 2004. Un trabajo en el que me volqué por completo, que resultó casi catártico y que acabó recibiendo el I Premio de Tesis Doctoral del Instituto Juan Gil Albert de Alicante, institución que la publicó en su totalidad. Para esta investigación, que duró varios años, había recibido una beca dentro del apartado ‘Proyectos de investigación singular’ en 2002″.

Hay que apuntar que Lorena Amorós ha expuesto en las mejores galerías. Por ejemplo, en 2015, expuso en la prestigiosa galería ‘Adora Calvo’. La exposición abordaba el fenómeno de la taxidermia tomando como referente histórico la figura de Martha Maxwell (1831, Condado de Tioga, Pennsylvania), la primera mujer naturalista y aficionada a esta práctica que se convirtió en una figura pública, y que llegaría a tener una notable actividad en la defensa de los derechos de la mujer.

La afición de Maxwell por la naturaleza despertó muy temprano, pero no fue hasta 1862 cuando comenzó a disecar, tras quedar impresionada por la visión de la gran cantidad de aves y mamíferos embalsamados que encontró en una cabaña de su propiedad, ocupada ilegalmente por un taxidermista de origen alemán que se había instalado en ella.

La exposición mostró los paralelismos existentes entre la dos biografías, que se entrecruzan en las distintas piezas de la exposición a través del dibujo, el vídeo, la pintura y la escultura. Es así como “Naturaleza Zombi” hace hincapié en la taxidermia como forma de artesanía inquietante, pero no por ello menos significativa desde un punto de vista cultural y antropológico. Como sabemos, esta práctica ancestral remite a una particular relación con los cadáveres de los animales, ya sea como trofeos de caza o como ejemplares de una escenificación pedagógica en los museos de Historia Natural.

Asimismo, «no podemos pasar por alto cómo, desde el género de la Naturaleza Muerta, el arte se ha venido preocupando por un rescate de los cuerpos, a través de las imágenes, antes de su putrefacción. En la mayoría de los casos, esta iconografía ambigua, entre lo animado y lo inanimado, insiste en un mensaje moralizante de lo efímero de los placeres y de los sentidos», apuntó. Es por ello por lo que Lorena Amorós propuso en 2015 en “Naturaleza Zombi” un imaginario donde la simbología referida al animal nos interroga sobre su verdadera naturaleza, sobre el dilema de las apariencias.

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