Si quieres saber más, y sin ánimo de ofender a nadie, hoy no se dispone
de un sentido crítico profundo y la mayoría se limita a lo que hoy nos tienen
acostumbrados, lanzar proclamas sin ningún tipo de análisis tan solo por
desprestigiar al contrario. La falta de respeto es manifiesta hoy en día en
nuestra sociedad y la política es un altavoz importante para darnos cuenta de
ello. En algunas ocasiones la propia política es la que está provocando que esa
falta de respeto nos lleve a no detenernos en ver el trabajo que realiza el que
tenemos enfrente, algo que a nuestro ego le resulta muy facil y es en
definitiva es lo que lo mantiene vivo. Dicho esto y entendiendo que si nos
sigues leyendo es porque esperas algo mas que no sean excusas o críticas,
insultos y desprecios, pasamos a indicarte porqué creemos que hay motivos para
seguir confiando.
Cuando entró la
representación de nuestra asamblea en el Gobierno de Villena, todos sabíamos
que era lo que nos íbamos a encontrar, unas arcas municipales vacias y deudas
que afrontar. Todos sabíamos que era lo que NO queríamos, una Villena
condensada en una Plaza y dos actuaciones más, tan rimbombantes como lastrosas.
El reto del equipo de Gobierno en ese momento fue ponernos al día en cuanto a
los pagos, ya que la mayoría de los proveedores tardaban en cobrar mas de lo
entendible, arremangarse y empezar a combatir la deuda en todos sus frentes.
Todo esto alguien dirá que vino impuesto por el Gobierno de la nación y tiene
parte de razón, pero también hay que indicar que lleva implícito un importante
esfuerzo por parte de quien está gobernando la ciudad, para ejecutar todas las
necesidades con las limitaciones que ello supone. Cuando hablamos de superavit,
«esos cuantos millones de euros que el Ayuntamiento de Villena ha podido
ahorrar, de los que muchos reclaman su gasto», no olvidemos que seguimos
limitados por ese techo de gasto impuesto por el Gobierno,
«atiendan con su dinero a los bancos y sus deudas (que ya no tenemos), y olvídense de todo lo demás». No olvidemos el cambio en la constitución del
artículo 135, promovido por el Partido Popular y el Psoe, anteponiendo los
bancos a las personas. La imposibilidad de aumentar las inversiones no es
capricho del equipo de gobierno actual, hay que hacer lo que se pueda con el
dinero que nos dejan gastar. Algo similar ocurre con los recursos humanos, cuya
contratación también está sujeta a graves restricciones, el mismo personal del
que disponía el Ayuntamiento hace 20 años, (en ocasiones menos) debe gestionar
una ciudad mas activa y compleja que entonces.
Si quieres saber más,
nos hemos dedicado a ejecutar todo aquello que no se ve, pero que resulta
indispensable para la ciudad, cosas que estaban olvidadas y que entrar en el
Siglo XXI nos obligaba a actualizar, otras por sentido común. Desde el
organigrama y la relación de puestos de trabajo del funcionariado municipal,
que en definitiva es quien verdaderamente mueve el Ayuntamiento de nuestra
ciudad, pasando por la administración electrónica que supondrá un acercamiento
de la institución al ciudadano muy importante, al tiempo que facilitará la
gestión y el seguimiento de las solicitudes de la ciudadanía en general, hasta
el alcantarillado, olvidado en muchas actuaciones estéticas de nuestras calles
donde no se contemplaba su adecuación, la red de abastecimiento de agua de
Villena con acciones que nos garanticen este bien a largo plazo, cosas que no
se perciben a simple vista, pero que son absolutamente necesarias, siempre
poniendo las miras a largo plazo de hay la necesidad del Pacto por Villena,
impulsado por este Gobierno, con el que garantizar la atención al mantenimiento
de los servicios básicos de Villena.
Si quieres saber más,
nos enfrentamos a una ley de contratos como no la ha habido nunca, tan dura
como necesaria, pasamos de un todo vale, donde el control de las inversiones
multimillonarias del ayuntamiento, como piscinas cubiertas municipales se
realizaba con informes de viabilidad ejecutados por personal de confianza, o
directamente sin informes cuando habían importantísimas modificaciones en
ciertos proyectos, a necesitar informes de necesidad para la compra de
cualquier bien como pueda ser material de oficina. Todo enfocado a un mayor
control de las inversiones a las que los políticos quieren destinar el dinero
de todos, pero que conlleva «de momento» un ralentizamiento de todos
los procesos de contratación y compra.