Los íncubos provienen de la mitología de la Edad Media, se dice que
una entidad maligna con aspecto de demonio se posa encima de la víctima
para tener relaciones sexuales. La contraparte femenina es llamada
súcubo.

Como habíamos visto en capítulos anteriores,
dentro de la parálisis del sueño, depende de la persona y circunstancia
la víctima puede ser acechada por una presión en el pecho, hay testigos
que han llegado a ver sombras, incluso seres parecidos a duendes encima
suyo, éstos se limitan a observar a sus víctimas intentando
aterrorizarlas. Pero tanto los súcubos como los íncubos no se limitan
nada más que a observar, sino que absorben energía vital a través del
contacto de sus víctimas.

«El joven monje y la súcubo «

En el siglo XVIII había una pequeña
abadía donde muchos hombres sentían que podían servir a Dios de alguna
forma, acudían a estos lugares en busca de retiro espiritual y a su vez
personas que no tenían donde ir y en busca de un hogar.

En dicho
lugar formaban a los nuevos llegados a querer a Dios sobre todas las
cosas, pero había un muchacho llamado Jean Paul que le costaba aprender y
tenía muchas dudas en su cabeza.

Antes de llegar a la abadía era
un delincuente de poca monta, un simple ladrón de gallinas, pero en el
fondo se sentía culpable de llevar esa vida y es por ello que decidió
servir a Dios.

Ágora Habla con el deporte local y comarcal, siempre en movimiento

El muchacho nunca terminaba de
acostumbrarse al lugar, tampoco a sus compañeros, no se sentía querido
en el lugar, el abad le hacía trabajar mucho y él en el fondo se sentía
muy estresado por toda esta situación.

Cansado, se fue a dormir, a
los pocos minutos de estar acostado un perfume dulce empezó a sentirse
en el ambiente, en su cama sentía como si alguien se sentara, estaba
paralizado, no podía moverse, algo le estaba tocando y su corazón
empezaba a acelerarse. Aquella cosa se puso encima del chico, sentía que
le estaban ahogando, al fijarse bien era una mujer de una belleza
increíble, se sentía fría y de tacto áspero, cada vez le apretaba más
fuerte e incluso en un momento llegaron al coito. Jean Paul creyó en
Dios más que nunca, en su cabeza rezaba, era incapaz de deshacerse de
esa mujer demonio.

A la mañana siguiente cuando todo acabó se sentía debilitado, era como si aquella malvada mujer le hubiera quitado una parte de su alma.

En aquella época era bastante común el celibato en los trabajos
eclesiásticos, por ello las poluciones nocturnas eran algo normal que
sumándole al estrés se creaban estas situaciones. Es por ello que tanto
los íncubos como súcubos eran representados con forma demoníaca por esta
época (cuernos, alas, cola…), ya que se pensaba que era algo que
procedía de los infiernos.

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