Se dice que existen portales interdimensionales que vagan por la tierra,
del que vamos a hablar hoy es de un portal con forma de niebla, muchos
al entrar en ellos han desaparecido, otros han cambiado de lugar después
de salir con suerte de él. Hablamos de un portal que absorbe al
caminante, incluso se han dado casos de personas que yendo en vehículos
se han visto sorprendidos por ellos.

El caso de Irene

En el mes de Enero las noches son bastante largas, en pleno invierno las
madrugadas son silenciosas y es difícil cruzarse con alguien, nuestra
protagonista se llama Irene.
Una madrugada sobre las 3:00 AM la chica acabó su jornada, llegando a
casa de pronto un manto de una niebla espesa inundó el ambiente, en
principio a la joven le pareció extraño en la forma de que esa niebla se
desplazara tan rápido, cada vez era más y más espesa hasta el punto no
saber en lugar ni la calle por donde caminaba, en este momento la chica
se empezó a asustar, pero tan sólo era la punta del iceberg.
La joven quedó quieta por un instante, no se percibía nada, había un
silencio sepulcral, el único sonido era el de sus pasos y al fondo el
eco de los mismos, ella empezó a desesperarse y a correr mientras por la
preocupación las lágrimas ya le recorrían sus mejillas, pero en ese
instante al fondo vio un silueta extraña, era humanoide, pero alrededor
de la sombra parecía que tenía una especie de miembros largos, a parte
de esto, del propio siniestro personaje procedían sonidos como susurros,
la chica cambió de dirección a toda prisa.

Ágora Habla con el deporte local y comarcal, siempre en movimiento

Irene sentía que había caminado varios kilómetros y para colmo su
teléfono móvil se había quedado sin batería, ¡no había manera de salir
de aquella niebla maldita! Las calles eran inexistentes, era todo como
si fuera campo abierto, la chica pensaba que nunca podría salir de ese
lugar.
Cuando ya las piernas casi no le respondían por el cansancio, delante de
ella vislumbró una luz muy brillante, poco a poco se iba acercando a
ese resplandor, tenía un mal presentimiento cuando desde el suelo empezó
a brotar algo, ¡eran personas!
Pero había algo extraño en ellos, tenían una piel muy blanca, sus ojos
totalmente abiertos, todos se movían a la vez como si fueran de alguna
forma mentalmente poseídos por algo y al unísono gritaban: «¡Ven con
nosotros!»
Por mucho que Irene los esquivara volvían a aparecer, ella estaba muy
cansada, no podía alcanzar aquella luz tan fuerte, en su interior sabía
que esa luz era su salvación. ¡Algo le agarró del pie, era uno de este
grupo de extrañas personas, se zafó como pudo dejando su zapato tras de
sí, la chica cayó al suelo, alrededor de ella estaban aquellos seres
rodeándola, por mucho que la chica gritaba nada podía hacer!
Fue en ese preciso momento cuando aquella luz se le acercó como nunca antes desde que comenzó aquella pesadilla.
Todo quedó en penumbra, como si se hubiera calmado todo, se respiraba paz.

Irene despertó en mitad de una carretera a unos 15 kilómetros de su
pueblo, le faltaba uno de sus zapatos, pidió auxilio a un vehículo que
pasaba por allí.
En las observaciones del hospital todo parecía que estaba bien, aunque fue tratada un tiempo en la unidad de psicología.

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