La
noche del 26 de agosto ya olía a fiestas…perdón, ¿he dicho
olía?…quería decir sonaba ¡sonaba a fiestas! Y es que el
concierto de los pasodobles es especial, intenso, sentimental.
Cientos de villeneros y villeneras concentrados en la plaza para
disfrutar en directo de aquellas melodías que llevamos tan adentro y
con las que no podemos evitar tararear y movernos al compás.
Mezcla de tradición y novedad, las piezas de “toda la vida” se
intercalan con aquellas que apenas acaban de ver la luz y se
incorporan al repertorio. La cuenta atrás para los días grandes ya
ha comenzado.
El
domingo llegó con su pasacalles. Calenticos, tiros, mistela, dulces
y mucha tradición. Recorremos nuestra ciudad y “paramos”
manteniendo tradiciones tan emotivas y presentes para nosotros. Este
año con un intenso calor que paliamos con agua fresca de botijos y
tentempiés que a lo largo del camino nos ofrecen. Nos sentimos cual
corredores a los que prestan avituallamiento.
Desde
nuestra mirada, la de músicos y músicas, cada acto es recibimiento
del calor y reconocimiento del público y liberamos en cada nota la
emoción…es el momento de entrega de nuestro esfuerzo y es que,
nuestras fiestas se gestan justo al comenzar el periodo veraniego.
Cada semana trabajamos para preparar aquellas obras que escucharéis
en conciertos, pasacalles y desfiles.
Allí
estaremos, antes de cenar el cuatro, recogiendo a nuestra patrona,
regidoras y autoridades, en la entrada, cabalgata, procesión,
ofrenda y despedidas. Gracias por acompañarnos en cada uno de
ellos, por escucharnos y compartir nuestra emoción, que es también
la vuestra.
La
Banda Municipal de Música de Villena os desea unas muy felices
fiestas y ¡Día cuatro que fuera!