Nada
tiene que ver con la película de Garci que ganó el Óscar en 1983,
el primero a la mejor película extranjera para el cine español, la
historia de la financiación autonómica esperemos que no acabe igual
que Antonio Ferrandis en la película, sino con un gran triunfo para
todos, como sucedió en la realidad. Para llegar al éxito en
política, sin embargo, se ha visto que no es suficiente con la
estrategia de recurrir al ‘agit pro’ al que tanto es dado la
izquierda de este país, calcada por Compromís en la Comunitat, sino
que la negociación es el mejor camino.

El
fracaso de la manifestación del pasado sábado en Valencia ha sido
patente, como se demuestra que ya se esté pensando en organizar más
protestas en Madrid con tal de hacer visible un ‘problema
valenciano’ que existía desde 2009 y que algunos solo han visto
desde hace un par de años. Esto es señal inequívoca de que los
esfuerzos de los partidos que forman el Consell, alentados a
organizaciones sindicales y empresariales a apoyarlas, han sido
totalmente baldíos. Las cifras, sean las oficiosas que manejen los
convocantes (60.000) o de las oficiales de la Delegación del
Gobierno (17.000), no permiten de ninguna manera añadir el
calificativo de ‘histórica’ a esta marcha. Creo que en los
últimos tiempos se abusa demasiado de esta definición para intentar
dar relevancia a cualquier hecho. Todo sea por vender.

Si
una conclusión hay que sacar después de meses de declaraciones
alteradas, amenazas avícolas (“hay que montar un pollo”, aseguró
la vicepresidenta Mónica Oltra) y despliegue propagandístico es que
ahora toca volver a empezar. Regresar a los despachos, denostados por
la izquierda populista salvo para negociar referéndums de
independencia para dejar fuera a los españoles no catalanes la
decisión sobre la integridad de su país, pasa por ser ahora más
que nunca una necesidad.

¿En
qué situación nos encontramos ahora? Afortunadamente, no es la
misma que hace unos meses, aunque no sea gracias al presidente de
la Generalitat. El discreto, pero efectivo, trabajo de Isabel Bonig
con compañeros en Madrid y otras partes de España ha adelantado un
acuerdo
para
reformar el sistema de financiación autonómico en el PP. Hasta el
propio Ximo Puig se ha dado cuenta de que vía protestona y ha movido
ficha dos días después de la manifestación para reunirse con su
secretario general, Pedro Sánchez, algo que el Partido Popular le
había rogado que hiciera desde hace meses. Pero Ximo estaba
decidiendo qué lema iba a ir en la pancarta.

Ágora Habla con el deporte local y comarcal, siempre en movimiento

La
diferencia de una y otro, además del tiempo, ha sido que la única
conclusión a la que llegaron Puig y Sánchez es que el sistema de
financiación aprobado por el PSOE en 2009 ha provocado una
infrafinanciación sistemática en la Comunitat Valenciana, que ahora
llaman ‘deuda histórica’ (vuelta a este término), que hay que
rectificar. Bienvenidos a las reivindicaciones del PP.

Los
socialistas no se mojan y piden al Gobierno que ponga sobre la mesa
una propuesta de financiación autonómica antes de que acabe el año.
Solo entonces negociarán. ¡Qué lástima que todavía no sepamos
qué es lo quiere el PSOE, que tiempo perdido! El Ministerio de
Hacienda presentará, como prometió el ministro Cristóbal Montoro,
este documento y solo entonces los socialistas comenzarán a dialogar
entre ellos.

Toca, pues, que Puig se ponga en contacto con sus
compañeros Susana Díaz, Javier Fernández o Javier Lambán para
poder negociar entre populares y socialistas un sistema justo para
todos, con espíritu de continuidad en el tiempo. El acuerdo de los
dos partidos nacionales mayoritarios es el único camino para evitar
que grupos nacionalistas puedan anteponer intereses propios antes que
generales, como ocurrió en 2009 con las nefastas consecuencias que
todavía pagamos. Mientras Puig se pone a trabajar, a los demás solo
nos queda esperar a que los presidentes socialistas se entiendan.
Ahora que el jefe del Consell ha vuelto a empezar, solo queremos
terminar todos con un Óscar en las manos, que será una financiación
justa.

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