La plataforma formada por colectivos feministas de Villena, los partidos políticos PSOE, IU, Podemos y Los Verdes; el sindicato CCOO, el Foro Económico y Social, y el Consejo de Igualdad, se suma a la Huelga Feminista del 8 de marzo, y llama a la concentración de ese día frente al Teatro Chapí, a partir de las 20.15 horas.
¿Por qué?
Las
mujeres trabajadoras en Villena siguen realizando trabajo asalariado
en las casas en condiciones de clandestinidad y bajos salarios
sometidas a las demandas laborales de las empresas.
Porque
miles de mujeres sufrimos malos tratos por parte de nuestras parejas
o ex parejas porque siguen creyéndose dueños nuestros. Porque
se contemplan los cuerpos y nuestra sexualidad como objetos y no como
sujetos de placer. Por tanto, se limita la expresión de nuestros
deseos.
Porque
la UE y Estado español, en su lógica de no protección real de las
mujeres, no reconocen como persecución y motivos válidos para el
asilo la violencia sexual y de género, la mutilación genital
femenina, la trata, la esterilización forzada, aborto selectivo, el
matrimonio forzado, los crímenes de honor y la
discriminación por sexo.
Porque
las mujeres seguimos realizando el trabajo doméstico y de cuidados
para cubrir las necesidades básicas de la vida. Un trabajo
imprescindible para la reproducción social de la vida, que se
invisibiliza y no se reconoce, y que realizamos las mujeres en
contextos de precariedad creciente.
Porque,
a la vez que se ensalza la maternidad, nos penaliza en el mercado de
trabajo, nos perjudica a la hora de que nos contraten, de mantener el
puesto de trabajo y de promoción. Porque
no podemos ocupar el espacio público, los espacios de ocio, la
noche, sin vivir experiencias de hostigamiento, acoso y agresiones
sexuales por parte de hombres que creen que esos espacios son suyos,
que quieren hacer de la calle, la noche, la diversión, un territorio
masculino.
Porque
las mujeres jóvenes nos enfrentamos a múltiples obstáculos para
decidir sobre nuestra maternidad y nuestros proyectos vitales. La
situación de precariedad e inestabilidad creada por las condiciones
laborales y las políticas neoliberales nos lo impide. Si seguimos
dependiendo de nuestros padres/madres, si quedarte embarazada es un
obstáculo en la vida profesional, si los contratos de trabajo no
duran más de tres meses, si no existen suficientes escuelas
infantiles públicas, la maternidad se convierte para muchas en un
acto heroico y para otras en algo a lo que renunciar. Y cuando
decidimos no ser madres, en muchas ocasiones nos vemos señaladas y
cuestionadas.
Porque
no hay corresponsabilidad ni de los hombres ni del Estado, en las
tareas domésticas y de cuidados; incluso cuando hay cierto reparto,
las mujeres seguimos siendo las responsables de los cuidados. Este
reparto injusto de los trabajos de cuidados nos lleva a tener dobles
y triples jornadas de trabajo, mina nuestros tiempos personales,
nuestra vida y nuestra salud.
¿Para qué?
Para
que se creen las condiciones óptimas a estas trabajadoras: salarios
justos y declarados, jornadas reguladas y bien distribuidas,
condiciones ambientales adecuadas, cotizaciones y seguro de
desempleo.
Para
que el rechazo a la violencia sexual vaya acompañado de cambios
culturales, en las ideas, actitudes, relaciones y en el imaginario
colectivo que nos devuelva nuestra condición de sujetas de derechos
y dueñas de nuestros cuerpos, a la vez que dispongamos de recursos
para la prevención, la justicia y reparación de las mujeres
víctimas de violencia sexual.
Para
poder desarrollar espacios de autonomía, placer y poder personal
para sentirnos legitimadas en la expresión de emociones y deseos. Para
hacernos visibles, para que se vea la presencia de las mujeres en los
procesos migratorios y reconocernos como protagonistas y sujetos
políticos en los procesos de movilidad humana. Para
garantizar nuestra seguridad y vida libre de violencias
en la ruta migratoria.
Para
que se visibilice y reconozca el valor y dignidad del trabajo
doméstico y de cuidados; se realice en condiciones de
corresponsabilidad y sea asumido como una responsabilidad de todos y
todas, de la sociedad y del Estado.
Para
que se elimine la brecha salarial de género y alcancemos condiciones
laborales de contratación, promoción y remuneración dignas (no nos
basta la equiparación con las condiciones precarias de los hombres).
Para
tener una vida libre de violencia y construir un mundo en el que
vivir sin miedo a ser asesinada, violada, explotada, acosada,
perseguida por pretender vivir libremente o defendernos de
agresiones: es urgente erradicar las violencias para poder elegir la
vida que queremos vivir.
Para
que las mujeres jóvenes podamos decidir sobre nuestra maternidad y
nuestros proyectos vitales, y para
eso se nos tiene que reconocer como sujetas, tienen que parar los
recortes en servicios públicos y sociales,
cesar las políticas neoliberales que nos precarizan, reconocer
nuestros derechos laborales y crear
redes de apoyo mutuo que nos permitan poner los cuidados y las
actividades que sostienen la vida en el
centro.
Para
resignificar el trabajo, su valor y productividad, de modo que se
valoricen los trabajos que generan bien común, las libertades y
derechos individuales y colectivos, la sostenibilidad medioambiental,
eliminando los que destruyen estos objetivos.
#SiNosotrasParamosSeParaElMundo