La conselleria de Sanidad permitirá a los familiares de enfermos de la UCI pasar cuatro horas al día con los pacientes y aplicará un plan de mejora para favorecer la comodidad, con medidas como disponer de luz natural, antifaces y tapones para descansar mejor y un uso controlado del móvil y televisión, que se aplicará de forma homogénea en las 44 Unidades de Atención al Paciente Crítico que hay en la Comunitat Valenciana a partir del próximo año.

La consellera de Sanidad Universal, Carmen Montón, y el director General de Asistencia Sanitaria, Rafael Sotoca, han presentado este martes este Plan de Mejora de la Humanización en las Unidades Asistenciales de Pacientes Críticos (Mh+UAC), un nombre «muy descriptivo», con el que se quiere dar a los 30.000 pacientes que pasan por estas unidades «una mejor calidad asistencial y un punto de humanización» y ponerlos en «el centro» de la atención.

Montón ha explicado que este plan recoge las sugerencias planetadas por un equipo de 33 profesionales desde «la trinchera» para «buscar un equilibrio entre la progresión científica y tecnológica y la atención a las necesidades emocionales de las personas».

Así, hasta ahora «algunos departamentos» ya habían actuado de «avanzadilla» pero ahora «se ha llegado a un acuerdo con todos los profesionales de todos los departamentos sobre este estándar óptimo para facilitar la atención y eliminar este estrés».

Estas medidas incluyen habilitar habitaciones con luz natural, control de iluminación con interruptores de intensidad regulada, instalar relojes y calendarios en los boxes para facilitar su orientación, y controlar con sonómetros el ruido ambiental. Para mejorar el descanso nocturno se facilitarán antifaces y tapones para los oídos y se permitirá el uso regulado de teléfono móvil, televisión, así como música ambiental relajante y acceso a biblioteca.

Al respecto, el director General de Asistencia Sanitaria, Rafael Sotoca, ha explicado que estas unidades de hospitalización son «servicios en los que se generan muchos ruidos de personas trabajando y máquinas que están continuamente en funcionamiento y emitiendo pitidos», lo que «si para alguien que trabaja allí es estresante hay que imaginarse lo que supone para alguien que pasa varios días ingresados».

Por ello, ha destacado que estas medidas «no solo se enmarcan en la humanidad sino que disminuye el número de episodios de desorientación» ya que facilitan a los pacientes ingresados «saber si es día o de noché, y qué día y hora es para mejorar el control del estado de vigilia y disminuir los episodios de desorientaciones».

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Además, se regulará el uso de objetos personales en los boxes, se decorarán las estancias con colores adecuados e imágenes de la naturaleza y se eliminarán barreras innecesarias como batas, guantes, mascarillas salvo que se precise aislamiento.

A los familiares se les permitirá un tiempo de entrada mínimo de cuatro horas en el plazo de un año frente al promedio actual de media hora a una hora. Asimismo, se mejorará la intimidad en su relación con el paciente y la comodidad del familiar, que dispondrá de una sala de estar específica con mobiliario adecuado, tendrá acceso a aseos próximos y a dispensadores de bebida/comida las 24 horas.

Medidas para los profesionales

Montón ha resaltado que este plan también recoge medidas para evitar el síndrome de ‘burntout’, de desgaste profesional de los profesionales. Así, se evaluará el riesgo psicosocial en las Unidades de Atención a Críticos y se controlará la iluminación, el ruido, la temperatura, la humedad y la ventilación.

Además, promoverá espacios de descanso para el personal que trabaja en estas unidades, con el fin de que disponga de un espacio de ‘desconexión’ y la realización de actividades formativas para profesionales de las áreas de críticos intrahospitalarias y cursos on-line a través de la EVES.

Por último, el plan establce un protocolo de cuidados al final de la vida y contempla habilitar una habitación individual con medidas de confort e intimidad (un espacio de despedida o duelo) para los pacientes y familiares que lo soliciten en los momentos finales de la vida. Igualmente, prevé la incorporación de las voluntades anticipadas a la historia clínica del paciente.

Montón ha recalcado que «hoy se da el pistoletazo de salida» de este plan que se irá poniendo en marcha de forma paulatina en 2018 para las 44 Unidades de Atención al Paciente Crítico (23 UCIs médicas, 10 reanimaciones, 4 UCIs pediátricas y 7 neonatales» por las que pasan 30.000 pacientes al año. Se calcula que en una unidad de 16 camas trabajan alrededor de 80 personas entre médicos (20), enfermeras (40) auxiliares (15) y resto de personal sanitario.

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