Seguro que ya habéis comenzado a ver en el mercado «granadas», y es que, con el cambio de estación llegan nuevos alimentos de temporada. En esta ocasión decido hablaros de esta maravillosa fruta, bajo su piel gruesa, dorada y pinceladas rojas, se esconden sus semillas, jugosas y coloridas.

Los Egipcios ya la utilizaban en sus rituales funerarios, enterraban a sus familiares con una granada para desearles abundancia en la otra vida. En el lejano oriente, la granada la vinculaban a la fertilidad y era el regalo perfecto para los recién casados.

Pero vamos a profundizar en lo que realmente nos importa, sus propiedades nutricionales. Más del 80 % es agua y es muy baja en azúcares, aportando menos de 40 calorías por cada 100 gramos. Muy rica en vitaminas, destacando su contenido en provitamina A en forma de betacaroteno, un pigmento que el organismo transformará en vitamina A de acuerdo con sus necesidades. Esta vitamina es necesaria para el buen estado de la retina y la piel. Otra vitamina que destaca es la C, la cual solemos asociar a prevenir resfriados, pero os diré que participa en la formación de glóbulos rojos, huesos, dientes y colágeno, jugando éste un papel muy importante en la piel y articulaciones. Además participa en la absorción del hierro y previene la actividad negativa de los radicales libres, que envejecen nuestro cuerpo. Nada despreciable es su contenido en ácido fólico y vitamina B3.

En cuanto a los minerales, destacamos su contenido en potasio imprescindible para la correcta transmisión del impulso nervioso y la actividad muscular normal, evitando los tan temidos calambres en las extremidades inferiores. Contiene calcio, que contribuye a la construcción y mantenimiento de huesos y dientes además de intervenir en los procesos de coagulación sanguínea. Magnesio, relacionado con el buen funcionamiento del intestino, nervios, músculos y sistema inmunitario.

Podemos decir que esta maravillosa fruta que ahora tenemos la oportunidad de consumir, posee un potencial antioxidante muy alto que nos ayuda a luchar contra el envejecimiento celular, mejorar la salud cardiovascular, desinflamar la mucosa intestinal, favorece la eliminación de ácido úrico, entre otros beneficios.

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Su elevada capacidad antioxidante se debe a su contenido en antocianinas, polifenoles, ácidos orgánicos y taninos.

¿Cómo consumirla?

Una forma sencilla es partirla por la mitad, coger una de sus mitades, hacer un poco de presión para que se aflojen los granos y, sobre un plato, dar golpecitos a la cáscara, de esta forma, sus granos se irán desprendiendo de su pulpa.

Se puede tomar al natural, en una macedonia con más frutas o bien añadirla a una ensalada, combina muy bien con los vegetales.

A consumir granada durante estos meses y a beneficiarse de todas sus propiedades!!!!

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