Según mi opinión, Villena tiene actualmente una red de equipamientos municipales –edificios y locales-, que prestan diversos servicios públicos directos o concesionados, lo suficientemente amplia y consolidada para no replantearse en los próximos años la construcción o adquisición de ninguno más. Más bien la lupa debería colocarse en esos equipamientos públicos de primera generación de la primera etapa democrática que por su antigüedad, superados ya los 25 años desde su puesta en servicio, no están a “punto” para dar el mejor servicio o directamente ese servicio se ha quedado en parte obsoleto.

La construcción e inauguración en los últimos 5 años de los edificios de la Plaza de Toros, Espacio Joven, Centro Deportivo Villena o Colache, han supuesto por un lado generar los necesarios espacios para el desarrollo adecuado de determinadas actividades colmando aspiraciones y reivindicaciones de una determinada parte de la ciudadanía, y por otro lado, han supuesto añadir una mayor carga económica en los presupuestos en forma de inversión para su apertura, gastos de funcionamiento y mantenimiento, o directamente la millonaria partida de re-equilibrio económico de la concesión de la piscina cubierta.

Pero no construir no significa que no haya que seguir trabajando en buscar optimizar modelos de gestión y funcionamiento reduciendo ineficiencias, o intentar -a pesar de la situación económica- finalizar proyectos estudiados o comenzados, que resuelven esas otras aspiraciones y reivindicaciones que siguen latentes pero sin ser cubiertas. Ejemplos serían la finalización de los espacios culturales del Teatro Chapi destinados para el conservatorio u otras instituciones, la ejecución de las actuaciones diseñadas para mejorar la plurifuncionalidad de la plaza de toros o la rehabilitación progresiva de los distintos espacios de nuestra Casa de Cultura. Pero el motivo de este artículo es hacer reflejo de la evidente potencialidad de nuestro mercado municipal y de la necesidad de reflexionar y actual sobre él.

El mercado municipal se construyo en 1988 con el objetivo de dotar a la zona de expansión de la ciudad de nuevos equipamientos, así como sustituir al mercado de la plaza del Rollo. Tiene una superficie total de casi 5.000 m2 con un total de superficie de venta de 3.200 m2. Se inauguró con 68 puestos de venta. Actualmente solo están ocupados en el entorno del 50 % de esos puestos. El motivo, según mi opinión, la sobredimensión espacial inicial, es decir, la oferta de puestos no se ajustaba a la realidad o se pretendía una realidad que no se ha alcanzado; la falta de una mayor e intensa tarea de dinamización y modernización de la actividad comercial respecto a un trabajo realizado pero que no alcanzado las cotas de éxito que supongo eran esperadas; y sobre todo, el cambio del modelo de negocio de venta de alimentación y consumibles básicos producido primero por la aparición de los supermercados y segundo por los cambios sociales. Por tanto sería necesario e interesante articular medidas de dinamización a través de nuevas propuestas y estrategias comerciales, que pueden o no necesitar inversión previa, pero que seguro que van a mejorar los ratios de ocupación, la asistencia y demanda, y como no, los datos de venta de los comerciantes.

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El PSOE llevo en su programa para las pasadas elecciones de mayo una propuesta de proyecto integral para el mercado municipal, completa y muy gráfica, buscando informar pero sin cerrar nada a falta de la elaboración de un proceso de participación y negociación con los comerciantes. El planteamiento se basaba en transformar el mercado a semejanza de las tendencias actuales de evolución de los mercados tradicionales de Madrid y Barcelona, los primeros por su evolución hacia un enfoque gastronomía gourmet o de autor, y los segundos por el desarrollo de nuevas formulas de innovación comercial ligadas a los mercados tradicionales. Todo, claro está, salvando las distancias y adaptándolo a las circunstancias locales y necesidades de nuestro mercado.

La propuesta de proyecto contemplaba inversiones, entre 60 y 80 mil €, para transformar el mercado en 2 zonas diferenciadas, una de venta y otra de ocio-restauración, está última generando una nueva plaza interior, sin ningún coste extra para los comerciantes que se vieran afectados por algún traslado. Así como mejorar la estética del interior y el mobiliario, construcción de una nueva cocina, un espacio diáfano plurifuncional y la segunda zona de aseos con mejora de los existentes, implantación de nuevas tecnologías, etc. Además proponía la incorporación un técnico dinamizador y de nuevas estrategias comerciales tanto a nivel presentación del producto, venta online y domicilio, incorporación de línea de productos de la “tierra” o proximidad, etc. Todo con dos máximas, por un lado mantener el modelo de gestión directa municipal y de concesión administrativa pública, al contrario de los mercados madrileños donde la inversión y gestión se ha externalizado completamente. Y por el otro lado sacar el máximo partido a una infraestructura municipal que puede ser creadora de una importante actividad económica y generadora de empleo tanto directamente como indirectamente.

Independientemente de lo ambicioso de la propuesta, de quien la haga o de que detalles se compone, lo importante es que existen posibilidades reales de poder sacar un mayor provecho a una instalación municipal para bien de los usuarios, comerciantes y población en general. No estaríamos inventando nada, solo aplicando lo que ya hacen otros y no hace falta irse muy lejos, con una visita al mercado de Alicante, Ibi o Javea es suficiente. Lo llamativo es que la visión de los emprendedores se ha adelantado a este proyecto y ya existen ejemplos de comercios enfocados a este tipo de visión de mercado, en concreto un comercio de venta de cerveza artesana que permite consumirlas en su pequeña “terraza” acompañadas de los mejores alimentos comprados en los propios puestos del mercado o la reciente apertura de un comercio especializado en “croquetas gourmet”, incluyendo conceptos innovadores en lo estético y comercial dentro del propio mercado. Por tanto existe ya una iniciativa privada interesada y existe ya un germen comercial previo que legitima un poco más esta propuesta y puede facilitar el desarrollo con éxito de la iniciativa.

Para finalizar, tengo constancia de la existencia del interés del ayuntamiento por realizar una propuesta parecida, espero que su desarrollo se pueda realizar con éxito en el menor espacio de tiempo.

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