Soraya Ugeda Vicedo muy
pronto cumplirá 10 años. Tiene
una mirada vivaz e inteligente en la que se asoma, chispeante, la
curiosidad por
saber y por conocer. Soraya estudia en el colegio público El Grec
4º curso de primaria.
La Biblioteca es un
escenario donde cada libro encuentra a su lectores. En el caso de
Soraya, participó hace unas semanas con su colegio en la actividad
Agentes
de Biblioteca
y al día siguiente acudió a la biblioteca La Paz a inscribirse.
La sorpresa fue que ella
resultara ser la
“Lectora
15.000” de
nuestras bibliotecas.
¡Nos emociona y enorgullece que haya sido especialmente un carné
infantil, el de Soraya, el que eleve a 15.000 el número de
socios/as, y estaremos encantadas de que Soraya crezca acompañada
de las Bibliotecas y sus libros, porque con la lectura se cumplirán
sus sueños más hermosos!
Los servicios de
biblioteca municipal en Villena se ofrecen desde 1982. Tras la
integración en 2001 a la Xarxa de Lectura Pública Valenciana
procedimos a reiniciar el proceso de edición de carnés de forma
automatizada, por lo que los 15.000 nuevos socios parten de
noviembre de 2001, pero si contabilizáramos los carnés desde
nuestra inauguración en 1982 serían muchísimos mas.
De los 35.000 habitantes
que tiene Villena, 15.000 son socios de las bibliotecas, 9.113 son
adultos, 5646 infantiles y 241 son carnés de otra tipología
(colectivos, bibliotecas, etc.) Estas
cifras suponen un 43%
de los habitantes de Villena, muy
por encima de la media española que se sitúa en torno al 27%.
En 2015 recibimos
111.678 visitas y realizamos 64.920 préstamos. Los números
corroboran que los villeneros y villeneras consideran nuestras
Bibliotecas una institución social y democrática, así como un
proyecto básico de formación ciudadana.
Soraya recibió ayer el
“Diploma a la lectora 15.000” en
la biblioteca La Paz, de
manos de Conchi Beltrán Concejala de Cultura y acompañada de gran
parte de su familia. Soraya también recibió un lote de cuentos, y
nos demostró que la lectura es una de sus pasiones pues se sentó en
el suelo a ojearlos mientras los adultos acabábamos de festejar este
acto entrañable.