Desde que se conoció la noticia del cierre del Santuario – en el pleno del mes de noviembre, a preguntas del Partido Popular – muchos vecinos de nuestra ciudad se están haciendo la misma pregunta: ¿Por qué se va a cerrar el Santuario? ¿Cómo se ha llegado a esto? A continuación os lo intentamos explicar lo más claro posible:

Resumiendo el asunto, podemos concluir que se ha llegado hasta este punto porque, pese a las advertencias y alertas que se les ha ido dirigiendo al Equipo de Gobierno durante los últimos años sobre el mal estado de este inmueble y las consecuencias que la inacción podía ocasionar, no han actuado hasta que ha sido tarde. Y el problema es que cuanto más tiempo ha ido pasando, la situación se ha agravando, y los desperfectos iniciales han ido derivando y ocasionando cada vez desperfectos más grandes.

Celebramos hoy esta Romería, porque el Santuario de las Virtudes se encuentra en un estado de decadencia que lo convierte en peligroso para la seguridad de quienes lo visitamos. Una situación producida por la dejadez y la inacción de quienes gobiernan Villena, por falta de mantenimiento del que es responsabilidad de este Ayuntamiento. Y es que el Santuario es un edificio municipal declarado Bien de Interés Cultural, que históricamente pertenece al consistorio, y no al obispado, desde 1835.

Durante todo el año desde el PP se ha realizado preguntas acerca del Santuario y su estado, rogando celeridad en las actuaciones del mismo. En el mes de septiembre el Partido Popular presentó una moción al Pleno municipal mediante la que pedía una actuación urgente en el Santuario de las Virtudes tras los nuevos desprendimientos que se habían detectado en la primera planta, hacía apenas unas semanas, que consolidasen el Santuario hasta que se comenzasen las obras globales de rehabilitación que estaban en proceso de licitación para evitar que la situación continuase empeorando. El Equipo de Gobierno, de los Verdes, votó en contra de la moción y el PSOE se abstuvo, poniéndose en duda la veracidad de lo argumentado por parte del PP y tachándonos de alarmistas. Es llamativo que hace cuatro meses el estado era óptimo, y ahora se decide cerrarlo.

La noticia del cierre preventivo del Santuario se conoció en el transcurso del Pleno Municipal del mes de noviembre, ante una pregunta del portavoz del Partido Popular dirigida a la concejala de urbanismo, Cate Hernández. En ese instante, y ante otra pregunta de nuestro partido, también se manifestó desde el equipo de gobierno que ni siquiera habían pensando en alternativas a la multitud de actividades que se celebran en el Santuario durante el mes de diciembre y el de enero, con motivo de la festividad de Navidad. Pero no es lo único, sino que también se celebra durante estas fechas algunas bodas. Entendemos que la planificación y el buscar soluciones antes de que lleguen los problemas es una obligación fundamental de los gobernantes, y es totalmente inadmisible que el alcalde manifestase que no habían pensado alternativas porque todavía no se había tomado ninguna decisión, que si finalmente se cerraba el santuario “ya verían”.

Finalmente, el pasado 5 de diciembre, se suspendió toda actividad en el Santuario, ante los desprendimientos producidos en la Iglesia durante una misa. Una clausura originada por defectos estructurales en la obra y que afectan a la seguridad de las personas. Una medida impuesta por falta de conservación, en uno de los edificios más emblemáticos de nuestra ciudad, pese a las reiteradas advertencias realizadas durante los últimos años.

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El problema ahora radica en que la licitación que está en marcha para rehabilitación del Santuario no contempla la iglesia, cuando ahora los últimos desprendimientos se produjeron ahí, por lo que habrá que ampliar el objeto de la licitación y de la obra. Si la duración inicial de la obra estaba prevista para 10 meses, ahora el período va a ser mucho mayor.

Se ha perdido mucho tiempo, pese a las alertas del Partido Popular; tiempo perdido que ahora obliga a adoptar estas decisiones.

Un Santuario que lleva tiempo sufriendo hundimientos en las vigas de antigua ermita y desprendimientos en sus techos. Con unos apuntalamientos realizados hace años, sin que sus responsables hayan movido un solo dedo desde entonces, para solucionar estos problemas.

Una causa importante que se suma a otras muchas que se están produciendo en nuestra ciudad. Con los derrumbes en el Santuario, los del propio Ayuntamiento, los ocurridos en la casa de la Cultura, en los Alcorques del castillo, los colegios Príncipe y Celada, las goteras del polideportivo, la desidia en la plaza de toros…

Con un deterioro económico y social con gran cantidad de subvenciones perdidas en materia de formación y el empleo, con una Navidad sin Belén, careciendo de presupuesto 2018 y 2019, con un servicio de limpieza ausente y tantos temas que siguen paralizados y hundidos en la desidia.

Villena necesita un cambio, necesita más gestión y menos ideología. Villena merece algo mejor.

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