Los actos vandálicos han vuelto a salpicar a la historia de la ciudad. Si hace unos meses era la puerta principal del Castillo de la Atalaya la que aparecía pintada, esta vez, la gamberrada ha ido a más. En las ruinas del Castillo de Salvatierra, o más conocido como ‘El castillico’, se puede apreciar la pintada que aparece en la fotografía que acompaña este artículo.
Sin lugar a dudas, el autor o autores de esta estupidez, no saben o deben de desconocer la historia de esas murallas vetustas y lo que han tenido que aguantar. Esta obra es digna de un ser que no tiene dos dedos de frente, y que, está haciendo un flaco favor para que, finalmente, a los que les gusta el monte, tengan que quedarse definitivamente en sus casas.
A este o estos energúmenos, hay que recordarles que donde han dejado ese mensaje o lo que sea, el Castillo de Salvatierra, se construyó durante el siglo X y perduró hasta el siglo XIV, cuando sería abandonado en beneficio del Castillo de la Atalaya. Quizá un poco de historia no les vendría nada mal.
A este, repito, o estos gamberros, habrá que explicarles que este lugar ha sido ocupado en diferentes periodos, quizás debido a su situación privilegiada en altura que permite una fácil defensa y control del territorio. En este sentido los trabajos de José María Soler confirmaron la presencia, no solo de restos medievales sino también de las épocas prehistórica, antigua y medieval.
Después de esta pequeña clase de historia, decirle al o a los que han decidido cargarse el patrimonio histórico de la ciudad, que ya lo han conseguido. Y una recomendación: la próxima vez, que se dediquen a pintar las paredes de su casa.