Después de un tiempo volvemos con un nuevo capítulo de las parálisis
del sueño, esta vez con algo que en principio parece algo inocente, con
seres imaginarios que nunca se nos ocurriría en que puede ser algo con
intenciones malignas.
A menudo y actualmente asociamos a
las hadas a algo infantil. Por ejemplo, cuando pensamos en este ser se
nos viene a la cabeza «Campanilla» de «Peter Pan».
Pero en esta historia es totalmente diferente, como si estuviésemos hablando de un mundo a parte, de un mundo paralelo.
«La noche llegó, el estrés del día podía conmigo, además de los problemas familiares. Me costaba entrar en el mundo de Morfeo.
Pasaban
los minutos, las horas, y de repente me encontré con que mi cuerpo no
se podía mover, algo resonaba en mi cabeza como si fuera alguna máquina
taladradora, tanto que parecía que me iban a estallar los oídos. Cuando
de repente pude abrir los ojos, era mi habitación, pero algo sonaba como
un tintineo. Sentía terror, pavor, miedo, empecé a ver como una especie
de polvo brillante cayéndome por mi cuerpo, en ese preciso instante y
aunque suena a broma vi a un par de pequeñas siluetas revoloteando por
encima de mi, no podía creer lo que estaba viendo. A pesar de que vemos a
las hadas como a algo inocente, para mi no lo era, sentía mucho terror.
Al
cabo de un rato espolvorearon ese dichoso polvo por mi rostro, me costaba
respirar, mientras estos seres reían con un sonido muy agudo. Pensaba en
que todo había acabado ya, en la muerte, a parte de esas hadas algo
acechaba, como algo o alguien bajo mi cama. Por suerte volví en sí
empapado en sudor acompañada con una pequeña taquicardia, todo estaba en
orden, pero es algo que nunca olvidaré».