Demasiado duro como para explicarlo. Si ha habido una etapa que ha marcado un antes y un después en la Panáfrica 2014, esa fue, sin lugar a dudas, la vivida ayer entre Zagora, lago Iriki, y Zagora de nuevo. Los casi 300 kilómetros de la cuarta etapa se convirtieron en una odisea, donde además de muchos participantes, la vivieron en primera persona Miguel Arjona y Ricardo Martínez.
Ya se suspendieron tres wps, mientras que se variaba el trazado de la misma. De nada sirvió. Fue, como dice el refranero popular, «salir de Málaga y meterse en Malagón». Sobre las nueve de la mañana se daba la salida, y para que se hagan una idea, los miembros del Aridex Sipu Racing llegaron a Zagora pasadas las once de la noche, cuando, normalmente una etapa se hace en unas ocho horas, dependiendo de la longitud y la geografía de la misma.
En la etapa de ayer no se habla de clasificación, de quien entró primero, si fue una moto, un coche, un buggy… Lo importante, visto lo visto, y vivido lo vivido, eran llegar a la línea de meta fuera como fuera. Y lo lograron. No fueron los únicos. En etapas como las de ayer se puede apreciar el esfuerzo sobre humano de superación, de camadarería, de implicación, de amor a los deportes de motor, de ese espíritu aventurero…
El petrelense y el villenense, nada más salir de Zagora, y en el primer tramo, al tratar de cruzar un río embarraron. Cuatro horas les costó sacar el coche de allí. Pero, desgraciadamente la cosa no quedó ahí. Comprobaron que la batería no responía y gracias a que les dejaron una pudieron seguir su «particular odisea». Tras estos dos varapalos, y con la mente en tratar de recuperar el tiempo perdido, Miguel Arjona y Ricardo Martínez se pusieron en marcha. Nada hacía presagiar de lo que se encontrarían a los pocos kilómetros.
Tocaba atravesar un mar de dunas. Las Grandes Dunas de Erg Chegaga, las más grandes de la región con una altura de 300 metros y una extensión de 40 kilómetros. Estas dunas hacen de frontera natural con Argelia, y se encuentran a unos 90 kms off-road de Tagounite, pistas por donde transcurría el rally Paris-Dakar. Pues ayer, esas dunas se convirtieron en auténticos lagos de fango y barro; y para acabar de complicarlo más, agua embalsada, algo que dificultó a los participantes a la hora de tomar esa ruta.
Rápidamente, los miembros del Aridex Sipu Racing decidieron salir de allí a las primeras de cambio para tratar de buscar un otra alternativa en forma de pista dura, y así fue. La normalidad regresó y los alicantinos pudieron seguir su viaje. No obstante, todavía quedaba por pasar el impresionante lago Iriki. Debido a la sequía, normalmente suele estar seco. Pero no. Demasiado bonito para ser verdad.
El Nissan Patrol GR respondía como podía, al igual que muchos vehículos que, al igual que los alicantinos, decidieron pasar por el lago. Craso error. Nada más entrar, el vehículo se hundió. Más problemas. Miguel y Ricardo se encontraban en medio de la nada, rodeados de barro y sin poder avanzar. En ese momento crítico, no importa la clasificación, importa el amor propio y la supervivencia. Después de luchar hasta la extenuación, al fin encontraron una zona menos problemática y tras muchas horas llegaban a la meta.
Cansados, agradecieron a muchos la labor de ayudarles en la etapa, como es el caso de Manchón, que estuvo con ellos echando una mano para ayudarles. Olvidada la odisea, hoy toca la quinta etapa, que trascurre entre Zagora y Erfoud. ¿Con qué se encontrarán los participantes? En estas pruebas es toda una incógnita. Mucha suerte.