¡Cómo pasa el
tiempo!
¿Recordáis cuando
se podía jugar en la calle con la pelota sin miedo a que un coche te
atropellara?
¿Recordáis esa frase de «este lo tengo repe, te lo cambio»?
¿Recordáis cuando
por la noche siempre sonaba en nuestras casas «vamos a la cama
que hay que descansar para que mañana podamos madrugar?
¿Lo recordáis?
Yo, a pesar de ser
bastante joven, 18 añitos, lo recuerdo todo. Pocas veces he podido
jugar en la calle con esa libertad, pero más que los niños de
ahora, seguro. Yo no dije esa frase con estampitas, pero sí con
tazos de Digimon y Pokemon. Y yo no vi a la familia Telerín en
acción, pero mi madre ya se encargó de cantarme esa pequeña gran
canción antes de dormirme.
Con esto no quiero
decir otra cosa que a mí mi madre me legó una buena infancia, pero
ahora con tanto iPad, teléfonos que son más inteligentes que
nosotros (SmartPhones), tablets, ordenadores, videoconsolas… me da
miedo que mis primos pequeños o mis propios hijos (aunque esto
último aún está muy lejano) crezcan siendo casi robots.
Como estudiante de
magisterio que soy defiendo que los niños deben cantar (canciones
adecuadas para su edad, por supuesto, no el reggeton que actualmente
se escucha a todas horas por doquier), correr, saltar, jugar, hacer
deporte, pelarse las rodillas, caerse de la bici… Vamos, lo que
viene siendo una infancia normal y corriente de toda la vida! 😉
