Cuando la luna cristiana del brazo de Chapí nos mire extasiada. Cuando Picasso dibuja en el lienzo de blancas estrellas nuestra alegre y majestuosa fiesta, volemos sin alas… Al mágico mundo de escuadras moras y cristianas, boatos, bailes, notas blancas y negras sobre un pentagrama, carrozas majestuosas que levantan al público de sus asientos, flores de danza, conciertos de razas que giran y giran en una galaxia de fiesta y música, música y fiesta…
Ayer por la tarde, el desfile de Escuadras Especiales, englobado en la undécima edición de ArteFiesta que se celebra en Villena, volvió a sorprender una vez más, tal y como sucedió el año pasado, aunque con una gran diferencia: ayer pudimos presenciar en todo su esplendor el desfile en mangas de camisa y no como en la anterior edición, abrigados hasta la cabeza.
A las seis en punto, arrancó este majestuoso, sublime, esplendoroso y magnífico espectáculo donde más de 3.000 personas nos sorprendieron con sus trajes, bailes, animales, músicas. 50 escuadras especiales, 30 bandas, boatos, ballets, carrozas y animales, hicieron las delicias de los más de 20.000 asistentes a este evento que se con las 5.000 sillas colocadas, se quedó corto, muy corto de butacas.
Una vez más, y debería servir de ejemplo, la política se unió por el bien de la fiesta. Por cuatro horas, nadie pensó en rojos, azules, verdes o amarillos. Se pudo ver al alcalde departiendo con Pedro Hernández; a Fulgencio Cerdán sentado cerca de Margarita García. No hubo presencia de renombre por parte de Generalitat. Únicamente María José García Herrero diputada autonómica. ¿Qué importa? El pueblo únicamente presenció una obra de arte y que con este tipo de ferias llama más fuerte si cabe a la puerta para que, de una vez por todas, se de cuenta quién corresponda, que las fiestas de Moros y Cristianos de Villena tienen que ser de interés Turístico Nacional.
Pero qué más da. Allá ellos. Ayer se pudo escuchar a espectadores de varios puntos de la geografía elogiar, adular, requebrar o enaltecer un desfile que no dejó a nadie indiferente. «Esto nunca lo había visto antes». «Mira como sube la plataforma de la carroza». «Que trajes más bonitos»… Y así podría estar párrafo tras párrafo. Sólo con ver las miradas, las expresiones, las caras de Haizea Bernabéu y Ariadna Navarro, madrinas 2015, de Isabel Micó, Juan Carlos Pedrosa, uno de los valedores de que este escaparate festero pueda verse en nuestra ciudad, Antonio Navajas… Eran las mismas expresiones que las de los más de 20.000 afortunados que tuvieron la ocasión de presenciar un desfile único en el mundo, pese a quien pese.
Y allí, en el epicentro de todo estaban ellos: los festeros, los músicos, los y las maquilladoras, los y las bailarines, caballos, animales… Lo dieron todo. Desde las Antillanas, primera escuadra que pasó por delante de la Tribuna, hasta las Guerreras, que cerraban el desfile. La Cruzada cristiana, Escuadra Abbasies Jordán, La orden del Temple, Almorávides, Vestuarios Especiales Gil-Palao, Embajada, Bandoleros y La Jaima y Fiesta hicieron disfrutar desde al más pequeño, que aguantó heroicamente todo el desfile, hasta el más mayor.
No quiero destacar ni citar a ninguna escuadra, ya que tendría que hacerlo con todas. Estuvieron excelsas. Transmitieron ese mismo sentimiento que le ponen desde el día 5 al 9 de septiembre. Incluso, y perdón por las disculpas, transmitieron más. Hay que recordar que ayer, ese desfile, era un gran escaparate, el mejor diría yo, de cara a esas empresas que he citado, para seguir llevando el nombre de Villena por todas las localidades que celebran las fiestas de Moros y Cristianos. Por cierto, La Valladina se hizo con el galardón a la mejor banda de música en el certamen organizado por ArteFiesta 2014.
No hay que olvidarse de los 40 delegados que consiguieron, por segundo año, y de manera altruista (anónimos todos) que el desfile fuera hacia adelante, localizando previamente cada uno a los componentes (bandas, boatos, carrozas, escuadras, etc…) para que todo fluyera lo mejor posible (aunque evitar los cortes cuesta un poco), como así sucedió. Un diez también para ellos.
No quiero hacer comparaciones y entrar en debates si las fiestas son en septiembre y demás. Lo vivido ayer, y sin que sirva de precedente, es un gran acierto por parte de la organización, que, cortes aparte (están a la orden del día, incluso en septiembre), se merece todos los elogios habidos y por haber. La fiesta, la música y la fantasía se apoderó ayer de Villena. Y nosotros que lo pudimos vivir. Salud.