Aúpa Lumbreiras toca a su fin. Los graves y desagradables incidentes de este verano, han propiciado tan aciaga decisión. Como muchos de vosotros recordaréis, unos cuántos descerebrados, auténticos estúpidos y patéticos personajes, en la zona de acampada cercana a las duchas, iniciaron una serie de acciones totalmente deplorables; lanzamiento de piedras hacia la Policía Local, agresiones a agentes de la Guardia Civil, cortes de la calzada montando barricadas y en definitiva, ofreciendo un deleznable comportamiento. Todo lo contrario de lo que debería de ser un festival de música rock; un lugar de encuentro y celebración de la música que nos apasiona.

Lo más lamentable es que la acción de unos pocos descerebrados, perjudica al resto de público que se porta de manera excepcional y no tiene otro objetivo en el festival que disfrutar y respetar a su entorno. Es tremendamente triste, pero esa es la cruda realidad.

No sé si estos «defensores de la clase obrera», dogmatizados hasta el tuétano, tienen la más remota idea de los esfuerzos que cuesta montar un festival de rock, de las dificultades que aparecen por el camino, pero está claro que se han cargado las ilusiones de miles de aficionados a este tipo de música. Han borrado de un plumazo miles de jornales de obreros que a lo largo de todo un año participan con su denodado esfuerzo y trabajo para que el Lumbreiras se llevara a cabo. Contra la sinrazón, no hay resistencia que valga.

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Lumbreras Rock/Aúpa Lumbreiras; veinte años, desde 1994 hasta 2014, con tres años de parón de por medio. Puerto Lumbreras, Mula, Tobarra y Villena. Esos han sido nuestro destinos durante todos estos años; dos décadas de trabajo, dedicación y amor por la música. Dos décadas que quedan para el recuerdo.

Nuestro último pensamiento es de agradecimiento; a todos los ayuntamientos que nos acogieron en su día, a los centenares de grupos que han actuado en el festival desde 1994, a prensa y medios, patrocinadores, servicios sanitarios y de seguridad, instituciones y administraciones, trabajadores en general y sobre todo y por encima de todos, a este público excepcional que ha amado y respetado al Lumbreiras y lo ha interiorizado como una parte fundamental de su vida. A la memoria de Bernat y de Ladis. Adiós.

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