De Atapuerca a Numancia, lugares imprescindibles para los amantes de las civilizaciones antiguas. Misterio, belleza e historia, en un recorrido por los lugares arqueológicos más impresionantes de España.
1 Atapuerca (Burgos)
Resulta casi inevitable que Atapuerca inicie este recorrido, porque puede presumir de ser uno de los yacimientos más importantes del mundo, un lugar que ha llevado a reescribir la evolución remota de nuestra especie, aportando savia nueva al larguísimo y borroso árbol genealógico que se consuma en nosotros, los homo sapiens.
Lo más destacado de la visita (que cuesta 6 euros) son tres yacimientos: la Sima del Elefante, Galería y la Gran Dolina. A unos 15 kilómetros de los yacimientos de la sierra de Atapuerca, la excursión puede seguir en el Museo de la Evolución Humana, en el centro de la ciudad de Burgos. En la imagen, el yacimiento de Galería de Atapuerca.
2 Cuevas de Altamira (Cantabria)
“¡Mira, papá, bueyes pintados!”, le dijo su hija María, de ocho años, un día de 1879, señalando el techo de la cueva. Marcelino Sanz de Sautuola dio a conocer las pinturas de Altamira, pero el mundo científico no las aceptó como auténticas hasta 1902, tras el descubrimiento de otras cuevas en Francia. Desde entonces, son un icono del arte rupestre paleolítico.
Desde 2015 la visita a la cueva de Altamira está limitada (solo pueden acceder cinco personas por semana durante 37 minutos). En el museo (entrada, 3 euros) se puede visitar una exposición permanente además de la Neocueva (en la fotografía), una reproducción tridimensional que muestra la cueva tal y como era hace entre 35.000 y 13.000 años. El conjunto se encuentra a dos kilómetros de Santillana del Mar.
3 Dólmenes de Antequera (Málaga)
Los dólmenes de corredor de Menga (en la foto) y de Viera (ambos del Neolítico) y el tholos de El Romeral (Calcolítico) forman uno de los mejores conjuntos del megalitismo europeo, que representa la primera expresión de arquitectura monumental de la historia, el primer afán del hombre por crear algo grandioso que lo acercara al más allá y a sus dioses. Se pueden visitar gratuitamente.
4 Los Millares (Almería)
Esta gran ciudad prehistórica da nombre a una cultura que durante la Edad del Cobre (3.200-2.200 antes de Cristo) dominó el sureste de la península Ibérica. Conserva cuatro líneas de muralla en torno a la ciudadela, una necrópolis y varios fortines alrededor del poblado, destinados al control del territorio. El enclave arqueológico Los Millares, perteneciente al municipio de Santa Fe de Mondújar, se puede visitar de miércoles a domingo. El acceso es gratuito.
5 Las Cogotas (Ávila)
Conocido desde 1876, las excavaciones en este castro empezaron a definir la cultura de los vettones, que ocuparon durante el Bronce Final y la II Edad del Hierro un territorio que abarcaba la zona occidental de las dos mesetas, entre el Duero y el Tajo.
Hoy aún se pueden admirar las imponentes murallas y el peculiar sistema defensivo de piedras hincadas. Situado a unos seis kilómetros de la localidad de Cardeñosa, Las Cogotas se puede visitar gratuitamente.
6 Son Fornés (Mallorca)
La cultura talayótica, que se asentó en las islas Baleares en la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, organizaba sus poblados alrededor de los enormes talayotes, enigmáticas torres ciclópeas en torno a las cuales se reunían los habitantes para resolver sus conflictos y celebrar los grandes acontecimientos.
Situado a 2,5 kilómetros de Montuïri, el Museo Arqueológico de Son Fornés está abierto de lunes a viernes (entrada, 3,50 euros; visita guiada del museo y el yacimiento, 4,50 euros).
7 Cancho Roano (Badajoz)
En 1978, un labrador que construía una alberca descubrió este edificio de origen tartésico, que 2.500 años antes había sido quemado con todo lo que tenía dentro. Interpretado al principio como santuario, las últimas investigaciones sugieren que fue un palacio de la nobleza rural, al estilo de otros que vertebraban el valle del Guadiana entre 500 y 400 antes de Cristo. Situado a 10 kilómetros del municipio de Zalamea de la Serena, se puede visitar gratuitamente.
8 Numancia (Soria)
Quién no conoce la heroica resistencia de los numantinos, que, en el verano del año 133 antes de Cristo, prefirieron suicidarse e incendiar su ciudad antes que rendirse al cónsul romano Escipión Emiliano.
Y quién puede no emocionarse viendo los restos de ese asedio y las ruinas de la ciudad que se reedificó sobre el arrasado bastión celtíbero. Situado en el cerro de la Muela, en el municipio soriano de Garray, el yacimiento arqueológico de Numancia se puede visitar de martes a domingo (entrada, 5 euros).
9 Empúries (Girona)
Fueron comerciantes griegos de Focea quienes fundaron esta colonia en 575 antes de Cristo, y la llamaron Emporion. Los romanos también entraron en la Península por este puerto, que llamaron Ampurias, en 218 antes de Cristo, con motivo de la II Guerra Púnica. Así se inició, sin que ni ellos mismos lo supieran, la romanización de Hispania. La visita al yacimiento y el museo cuesta 5,50 euros.
10 Cabezo de Alcalá (Teruel)
El poblado de Azaila, que algunos identifican con Sedeisken, la capital de los sedetanos, tuvo varias fases de ocupación desde el año 550 antes de Cristo hasta su destrucción durante las guerras Sertorianas (82-72 antes de Cristo). Las excavaciones arqueológicas han ido descubriendo desde 1868 la acrópolis, la ciudad baja y numerosos restos representativos del mundo íbero. La entrada al yacimiento cuesta 3 euros (yacimiento más centro de visitantes, 4 euros).
11 Segóbriga (Cuenca)
Esta ciudad es un buen ejemplo del desarrollo urbano de la Hispania romana. Plinio el Viejo señala la riqueza de sus minas de lapis specularis, yeso cristalizado que se usaba para las ventanas de las viviendas. Su comercio hizo prosperar la ciudad, favorecido por el paso de la vía romana que comunicaba Carthago Nova y Complutum. Situado cerca de Saelices, el yacimiento se puede visitar de martes a domingo (entrada, 6 euros).
12 Castro de Santa Tegra (Pontevedra)
Este castro, situado a 300 metros de altitud, domina el océano Atlántico, la desembocadura del río Miño y buena parte de la costa. Sus orígenes se remontan a los siglos II y I antes de Cristo, pero las casas rectangulares delatan el influjo romano, ya que las cabañas galaicas eran circulares —según se dice, para que los espíritus no quedasen atrapados en las esquina—. Se encuentra en el municipio de A Guarda. La entrada al museo arqueológico cuesta 1 euro.
13 Cueva Pintada (Gran Canaria)
Desde su descubrimiento en 1873 hasta que se comenzó a excavar de manera sistemática en 1987, pasó por diversas vicisitudes que estuvieron a punto de condenarla a la destrucción y el olvido. El poblado prehispánico que prosperó alrededor de la cámara decorada tenía más de 60 casas y cuevas artificiales y ha sido datado entre los siglos VI y XVI. El Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada se encuentran en Galdar y se pueden visitar de martes a domingo (entrada, 6 euros).
14 Recópolis (Guadalajara)
Tras consumar la unificación territorial del reino visigodo, el rey Leovigildo fundó ‘ex novo’ esta ciudad en el año 578 y le puso el nombre de su hijo, el futuro rey Recaredo. Entre los restos excavados destacan el palacio, la iglesia palatina y la muralla. No hay que olvidar visitar el castillo de Zorita, que se divisa desde el yacimiento. Situado al sur de Zorita de los Canes, el parque arqueológico es accesible de miércoles a domingo (entrada, 5 euros).
15 Medina Azahara (Córdoba)
El primer califa omeya de Córdoba, Abderramán III, ordenó construir en el año 936 una “ciudad resplandeciente”, que es lo que significa Madinat al-Zahra. Fue una ciudad fastuosa en la que se materializó el esplendor y el lujo del reino, pero el sueño fue breve, ya que fue destruida en 1010, en la guerra que acabó con la dinastía de los Omeya. Situada a unos ocho kilómetros de Córdoba, en las estribaciones de sierra Morena, Medina Azahara se puede visitar de martes a domingo (entrada gratuita).