En
el ‘Ke Interesante’ de esta semana hablamos del séptimo arte: el
cine. Pero ahondamos en el cine de terror, ese que nos pone los pelos
de punta y la carne de gallina.
Sabemos
que es complicado realizar un ranking de las mejores películas de
este género, pero nos guiamos por páginas webs y publicaciones
entendidas en la materia, y aquí está el resultado. Estas son las
trece mejores películas de miedo de este pasado 2018.
Un
lugar tranquilo
La
película top del año es sin duda esta que lleva un paso más allá
las películas de terror con privación sensorial que en los últimos
tiempos tan de moda han puesto éxitos como ‘Hush’ o ‘No respires’.
Aunque en aquellos casos los resultados eran superiores debido a su
modestia y concisión de personajes y escenarios, intensificándose
el componente claustrofóbico que se busca con la eliminación de un
sentido, a
‘Un lugar tranquilo’ hay que aplaudirle su incursión, a partir de
ahí, en el cine de monstruos post-apocalíptico.
Krasinski
logra que su película pase de inteligente combinación de lugares
comunes a memorable película de terror gracias a la estupenda labor
de los actores, que componen una familia que tiene que esquivar
continuamente a feroces monstruos hipersensibles al sonido. Su
emocionante relación y la fragilidad que demuestran se
combinan con inteligencia con multitud de detalles del día a día
(sustituyen la vajilla por hojas, fabrican juegos de mesa con
materiales blandos),
lo que le da a la aventura un tono humano y cercano. Lástima de
algunas decisiones de guión en su último tercio que desbaratan la
credibilidad que ha construido tan cuidadosamente.
Hereditary
La
peli del año, independientemente de géneros, es esta pequeña
maravilla, arriesgada y dispuesta a hacer pocas concesiones, cuyo
único problema, quizás, es que se
nota a Ari Aster desesperado por demostrar -por activa y por pasiva-
que lo suyo es más que una película de terror.Complejos
aparte y pese a quien pese, ‘Hereditary’ es también una
extraordinaria película de género, una que sabe beber de lo mejor y
más inquietante del oscuro cine demoniaco de los setenta, de ‘La
semilla del diablo’ a ‘Repulsión’, pasando por ‘La centinela’.
Rebosante
de detalles malsanos, y dueña de la escena de violencia más seca y
perturbadora de 2018, quiera Aster verse o no catalogado como un
maestro del miedo, lo cierto es que sabe tocar con delicadeza e
inteligencia las teclas para llevar
al máximo delirio y paroxismo la historia de una familia marcada por
la tragedia, pero también por un pasado oscuro y amenazador que
se cierne sobre sus decisiones. Increíbles interpretaciones de todo
el reparto, pero sobre todo de una apabullante Toni Collette, y una
traca final de las que o bien distancian irremisiblemente al
espectador, o bien le hacen caer rendido a los pies de la propuesta.
Aniquilación
Indiscutiblemente
fallida pero también admirable y fascinante, ‘Aniquilación’ es
una propuesta de Alex Garland estrenada en exclusiva por Netflix tras
un largo y penoso proceso de producción, y cuyo resultado es
desconcertante y cautivador. Con un argumento esquemático, casi
rozando la abstracción, cuenta cómo un grupo de mujeres
científicas se
adentran en una especie de mundo alienígena cuya visualización y
criaturas ya compensa las innumerables concesiones que
hay que concederle a la aventura.
Con
algunos de los mejores y más inexplicables monstruos del año,
continuamente desafiando al espectador (¡ese final con danza
contemporánea incluida!), solo por su estética y atrevimiento
visual ya merecería un lugar en esta lista. Pero además, propone
una reflexión sobre la depresión y el daño que nos hacemos a
nosotros mismos en los momentos de crisis que
la convierten en una de las pocas metáforas del año que no llevan
molesto libro de instrucciones a cuestas. Pese a sus innegables
problemas de tono, ritmo y coherencia, una gran destacada de 2018.
Predator
Otra
producción innegablemente irregular debido a condicionantes
derivados de lo que se adivina como un rodaje muy
problemático, marcado
por constantes reshoots y
recortes en la sala de montaje que redujeron su primer cut de
más de dos horas a unos cien minutos.El
resultado es un metraje apresurado e insuficiente para desarrollar un
guión lleno de sorpresas y personajes humanos que establecen entre
sí una química muy al estilo de anteriores películas de Shane
Black.
Uno
se pregunta qué querría exactamente Fox al contratar a Black como
coguionista y director, pero lo cierto es que la película es, si no
la más redonda, sí la más personal y peculiar de la franquicia.
Mandy
La
película más demencial de los últimos doce años es
bastante más sofisticada de lo que parece en un vistazo superficial.
No es solo (aunque también, y en ese sentido cumple de sobras su
función) una apisonadora de mega-actingdesnortado
de Nicolas Cage, con una primera mitad reposada y una segunda
devastadora, supurante de estética de disco de death metal de los
ochenta y cargada de ultraviolencia perturbadora y excesiva.
Además, es
una curiosa reflexión sobre la soledad y los outsiders que
la padecen, con una historia de amor emotiva y muy singularque
es lo que marca esa maravillosa primera mitad que ha sido tan
injustamente criticada.
Cam
La
mejor película de
los especialistas de Blumhouse del año no es ni la flojísima
‘Verdad o reto’, ni las secuelas de las ya algo agotadas sagas ‘The
Purge’ o ‘Eliminado’, ni por supuesto la horrible nueva entrega de
‘Halloween’, sino esta pequeñísima producción que supone su
primera exclusividad con Netflix.
La
guionista Isa Mazzei sabe de lo que habla de primera mano, y ambienta
una historia de terror de ribetes clásicos (personalidades
desdobladas, entornos misteriosos, gente con secretos) en un
entorno mucho más amenazador que un caserón en ruinas o un bosque a
medianoche: los chats eróticos en Internet.
Historias de fantasmas
El
viejo recurso narrativo de las películas de episodios que tantas
alegrías nos dio en los setenta y ochenta adquiere fuerza renovada
con ‘Historias de fantasmas’, que se permite reformular
el esquema con el hilo conductor de un desenmascarador de falsos
fenómenos paranormales que
se enfrenta a un puñado de casos sin resolver. Por supuesto, no todo
es lo que parece y finalmente la historia que adquiere más
importancia es la central, protagonizada por el también codirector
Andy Nyman.
La
película encuentra su identidad en su extrema sencillez, heredada de
las películas de episodios de la Amicus y la Tygon, tiempos que
también se reflejan en su espectacular cartelería alternativa. La
rotunda facilidad con la que sus tres historias se ven reducidas casi
a apuntes de historias de fantasmas juega en su favor,
reforzando la central y resaltando las interpretaciones, algunas
espectaculares, de gente como Alex Lawther o Martin Freeman.
Mamá y papá
No
es una película de terror-terror, pero sí una que usa una serie de
tópicos y recursos narrativos del cine de género para construir una
sátira desnortada, de ritmo febril y pocos prejuicios, y
que encuentra
una voz propia gracias a las demenciales interpretaciones de Nicolas
Cage, Lance Henriksen y Selma Blair.
Pero
también gracias a su inteligente reciclaje de tropos como el de la
invasión de los ultracuerpos o las invasiones domésticas.
El
infinito
El
dúo formado por Justin Benson y Aaron Moorhead es uno de los
secretos mejor guardados del género: su
percepción del cine de terror, entre lírica, y enigmática, pero
muy consciente de las convenciones y resortes que lo hacen funcionar,
les otorga una voz única y personal. Ya sucedió con su debut, la
absorbente ‘Resolution’, y siguieron en esa onda con la aún más
poética (y discutida, pero en última instancia fascinante
‘Spring’). Pero ‘El infinito’ no solo es la primera que ha obtenido
cierta distribución regularizada, sino que es la más redonda de
todas.
Ambos
son también los protagonistas de una inmersión en las tripas de un
culto que no se sabe muy bien si es destructivo o solo excéntrico:
un par de hermanos que escaparon de él años atrás, y al que
sienten la necesidad de volver. Una vez allí, parece evidente que el
culto no es tan peligroso como ellos creen a la vez que parece obvio
que hay algo extraño en el ambiente. La segunda mitad de la película
es una lección maestra de paranoia narrativa y, a la vez, cómo
innovar en el género con recursos limitadísimos e ideas prestadas
de la ciencia-ficción materialista más demencial.
El
ritual
‘El
Ritual’ no inventa nada. De hecho, más allá de alguna idea
impactante para visualizar flashbacks y de las amenazadoras, ominosas
y bellísimas imágenes de las montañas donde se pierde un grupo de
cuatro colegas para rendir homenaje a un amigo fallecido, no hay nada
de destacable originalidad en esta peliculilla.
Pero David
Bruckner lo rueda todo con tanta convicción y aplomo que parece que
es la primera vez que nos lanzan a la cara el desgastado tópicodel
choque entre la civilización y la naturaleza desbocada.
Revenge
Poco
o nada recomendable para amigos de la verosimilitud argumental, esta
reformulación en clave de feminismo jocoso (si es que no lo era
ya de salida el cine de violaciones y venganzas de toda la vida)
es casi
una hipérbole estética de los planteamientos de películas como ‘El
día de la mujer’, ‘Thriller’ o ‘La última casa a la izquierda’.
Fargeat
reduce a la mínima esencia las biografías, el escenario (una casa
enmedio de un desierto) y los personajes (tres agresores y una
víctima) y con ello compone una despreocupada desintegración del
género.
Suspiria
El
remake del clásico de Dario Argento no
es precisamente una de las mejores películas de terror del año,
pero el
innegable poder de sus imágenes, su referencia a un hito
indiscutible del género y todo lo que se ha hablado y escrito sobre
ella(y
lo que nos queda) bien le merece una mención. Posiblemente
Guadagnino se quedaría espantado con la condescendencia con la que
lo tratamos, pero en fin: la misma condescendencia con la que él
mira a Argento.
Errementari. El herrero y el diablo
La única incorporación española a la lista es esta modesta y estupenda película que aúna folclore vasco y terror satánico. El viejo cuento del herrero que atrapa al diablo es adaptado aquí en una versión que le sitúa después de las guerras carlistas.
Con unos efectos de maquillaje imaginativos pero deliciosamente autoconscientes, una fotografía cuidada y atmosférica y un tono, como debe ser siempre en todo cuento, inocente y rebosante de elipsis y sobreentendidos, ‘Errementari’ es a la vez una rareza dentro de nuestro cine y una elección obvia para inspirar una historia del terror.
Estas son las elegidas. Ahora os toca a vosotros decantaros por alguna de ellas o ampliar la lista con vuestras preferencias.