Las ‘Cabañuelas’ son una antiquísima manera que tiene el pueblo para pronosticar el clima que hará durante todo el año siguiente, a partir de la observación del tiempo durante los primeros días del mes de agosto. De este modo se podrá determinar si un mes será lluvioso, seco o hará más o menos frío, en función de cómo ha sido el día correspondiente a ese mes.
La predicción se efectúa a partir de la observación de los distintos fenómenos atmosféricos que se producen. Sólo los agricultores por lo general entienden de estos temas porque suelen ser lo únicos que tienen contacto diario con el campo, con la huerta y en definitiva con la naturaleza. Hay que armarse de paciencia al observar nuestro entorno: la sequedad de la tierra, el paso de las nubes, el viento, la humedad o la temperatura. Observan los gorriones, los tordos, de qué se alimentan,, de tal forma que estos días del mes de agosto determinan el tiempo que hará los meses del año que viene.
Como se ha dicho, las cabañuelas son un tradicional método para pronosticar el tiempo del año siguiente. Los entendidos en cabañuelas hacen predicciones muy acertadas. A partir del día 1 de agosto, fecha en que comienzan las cabañuelas, hasta el 24, en que terminan, se anotan las observaciones realizadas, aunque bien es cierto que los métodos varían de una zona a otra.
Los días 1 y 24 forman la cabañuela del mes de agosto del año siguiente, los días 2 y 23 la cabañuela del mes de septiembre, el 3 y el 22, definen el mes de octubre, el 4 y 21 el mes de noviembre, el 5 y el 20 el de diciembre, el 6 y 19 el mes de enero, el 7 y el 18 febrero, marzo los días 8 y 17, abril los días 9 y 16, los días 10 y 15 corresponden al mes de mayo, junio la pareja 11 y 14 y los días 12 y 13 corresponden al mes de julio. Según la tradición, en la que creen los huertanos, el tiempo de cada pareja de días será el que haga el mes correspondiente del siguiente año.