Alejandro Marín, alumno del Campus de Alcoy, de diseñarse su prótesis en la UPV a los Juegos Paralímpicos de Verano e Invierno. La de Alejandro Marín es una auténtica historia de superación. Un accidente de tráfico en Petrer (Alicante), su ciudad natal, le cambió la vida en 2007. Fue necesaria la amputación de su pierna a la altura del tobillo derecho, y hasta los 19 años estuvo postrado en una cama, realizando una vida totalmente sedentaria en la que solo salía de su domicilio para las curas.

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Al no poder llevar una buena prótesis, 5 años después del accidente, Alejandro decide re-amputar su pierna 15 centímetros por debajo de su rodilla. Él mismo piensa que «es una locura y casi nadie lo hubiera hecho», pero era una de las pocas vías para poder tener mejor calidad de vida e incluso, posteriormente, poder realizar deporte.

Agradecido al campus de Alcoy

A sus 19 años, le llegó el momento de elegir a qué universidad ir una vez finalizado el Bachillerato. Alejandro tenía notas altas, lo que le hubiera permitido entrar en aquella que hubiera querido. Así las cosas, eligió el campus de Alcoy de la Universitat Politècnica de València (UPV), lugar en el que ha cursado el Grado en Ingeniería Mecánica. «Tenía una opinión muy positiva del mismo», afirma Alejandro: «Familiar, pequeño… Un lugar en el que no solo haces amistad con los de tu carrera, sino también con los de otras titulaciones».

Estudiar el Grado en Ingeniería Mecánica le ha permitido diseñar su propia prótesis de uso diario en los laboratorios del campus de Alcoy. Para hacerlo, escaneó su pierna izquierda y procedió a diseñar. En este proceso, Alejandro cuenta que el modelado y la impresión 3D también se realizó en las citadas instalaciones: «El campus de Alcoy ha significado mucho para mí», motivo por el que tiene tatuadas las coordenadas de la Plaza Ferrándiz y Carbonell detrás del brazo.

Su objetivo, evitar que nadie más pase los 4 años que sufrió él
En su situación actual, Alejandro asegura que «no tendría por qué trabajar, ya que soy atleta paralímpico», pero su objetivo es «ayudar a las personas y evitar que los 4 años que pasé después del accidente, los pase alguien más».

En la actualidad, Alejandro realiza sus prácticas en el Instituto Tecnológico del Calzado (INESCOP), ubicado en Elda (Alicante). Además de sus estudios y prácticas, el titulado UPV realiza actividades deportivas. Meses después de comenzar a hacerlo en las instalaciones deportivas del campus de Alcoy de la UPV, recibió la llamada del comité paralímpico para realizar unas pruebas, tras lo que acudió a la concentración del equipo paralímpico español previa a los mundiales de atletismo de Londres 2017.

Posteriormente, en julio de 2018, fue campeón de España en la modalidad de salto de longitud y subcampeón en los 100 metros lisos en Atletismo Adaptado. Ahora, su próximo objetivo es participar en la modalidad de relevos con la selección española y conseguir las marcas mínimas en los 100 y 200 metros lisos del Mundial de Atletismo Paralímpico de Dubái en septiembre de 2019.

«Soy la suma de los ‘no puedes’ que me han dicho desde los 14 años»
Así, el egresado UPV será de los pocos atletas paralímpicos que puedan competir en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 y Pekín 2022, ya que no existe ninguna norma que impida estar en las federaciones de deportes de invierno y verano. Como el propio Alejandro afirma, «soy la suma de los ‘no puedes’ que me han dicho desde los 14 años».

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