En
unos días, Villena y sus respectivas hermandades se engalanarán
para la ocasión. Penitencia, fervor, nazarenos, cofrades, color,
calor, cera, cirios, vítores, ayuno, vía crucis, saetas… Con más
de 150 años, la Semana Santa de Villena aúna celebración y
recogimiento, colorido y devoción; desde el Viernes de Dolores,
hasta el Domingo de Resurección.

Renacimiento
cofrade para una ciudad que se viste de gala para vitorear y alabar a
su Esperanza, a Nuestro Padre Jesús. Ella, la más bella. Piropear y
cantar a sus angustias… Y clavar la rodilla en tierra, ante Jesús
Nazareno a su paso hacia el Calvario, con un respetuoso y fervoroso
silencio.

Días
de emociones. De mirar al cielo. De desempolvar los trajes y preparar
los capirotes. De calzarse para la ocasión. De cornetas y tambores.
De gritos de ánimo: «¡Al cielo con ella!» De esfuerzo sobrehumano…
En definitiva, para darlo todo por acompañar, sea cual sea tu
hermandad, ese o esos pasos que tomarán las principales arterias de
Villena, desde el tradicional Vía Crucis con final en Las Cruces,
hasta el punto y final con la Hermandad del Cristo Resucitado.

Actualmente
en Villena existen once Cofradías y Hermandades de Semana Santa, de
las cuales todas procesionan con uno o dos pasos durante los nueve
días que dura la semana de pasión. Todas llevan un gran esfuerzo y
sacrificio el poder sacarlas a la calle ya que los cofrades trabajan
todo el año para que el día de la procesión salga a la perfección
su o sus imágenes. En una procesión son muchos cofrades los que
participan, mayores, pequeños que pueden ir de costaleros,
nazarenos, capataces, mantillas o simplemente acompañando a su
imagen. Son muchos los sentimientos y vivencias que un cofrade siente
estos días de Semana Santa…

Desde Ágora Habla, junto a Alba Baenas Casanova, cronista de La Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Villena, hemos queremos trasmitir esas emociones, esa devoción, recogimiento por parte de varios cofrades, que representan a ese colectivo. No han podido estar todos, pero sirvan estas líneas para hacer llegar a toda la ciudadanía lo que es la Semana Santa vista desde dentro, desde los primeros ensayos, los abrazos de emoción cuando el paso reposa en su morada, y esas mariposas que recorren los estómagos de los costaleros, minutos antes de procesionar a sus respectivos pasos.

Ser costalero, nazareno… ¿Qué representa para ti?

José
Miguel García Martínez.-

Para mí, ser costalero lo es todo. Es la forma de tener un sitio en
mi vida donde poder encontrarme conmigo mismo, poder agradecer a
‘ellos’ (las imágenes a las que tengo devoción) lo que hacen por mí
el resto del año; que no es poco. Tener ese lugar anónimo, rodeado
de hermanos que van unidos por una misma fe, ese es el trabajo más
bonito que existe. Yo empecé muy jovencito en el mundo del costal
concretamente a los 14 años y tengo que decir que si volviera a
nacer y sabiendo lo que sé y lo que he vivido bajo una trabajadera,
volvería a tomar ese camino otra vez. La gente que no respeta lo
nuestro, la semana santa, no entiende que nosotros no hacemos daño a
nadie. Porque nadie se mete debajo de un paso obligado, sino que
todos vamos a parar allí por voluntad propia.

Beatriz
Collado Lillo.-

Para mí es algo muy grande, ser tanto nazarena como costalera es
un orgullo. En el caso de nazarena es muy bonito salir con mi virgen
alumbrando su camino, es una sensación preciosa el poder verla desde
esa perspectiva, a través del capirote. En resumen, para mí, ser
cofrade representa una parte muy importante de mi vida.

Las
semanas previas, los ensayos, desempolvar los trajes… ¿Qué
emoción, verdad? ¿Qué se siente?

David
Quiles Sánchez.-
La verdad que es muy emocionante, pero a la vez duro, ya que es una
semana de preparativos, de arreglos y en general ,de nervios. Las
previas, en realidad, son las semanas que haces hermandad, que te
juntas con tu gente después de tu jornada laboral y compartes
historias y anécdotas, a la vez que trabajas para que el día de la
procesión salga todo perfecto. Respecto a qué se siente, no te lo
podría aclarar ya que es un popurrí de sentimientos; esa sensación
nos la da la vida, ese sentimiento es tan especial que yo, creo, que
ningún cofrade ería capaz de soportar un año sin sentirlo…

¿Cómo se vive la Semana Santa desde dentro?

Fernando
Navas Poveda.-
Se
vive con ilusión, con nervios, con ansiedad, con ganas de que llegue
y también de que no llegue porque en cuanto se abren las puertas y
damos la primera levantá, empieza acabarse. Soy de los que les
gusta más los preparativos, los montajes, el fundir la cera, limpiar
plata… Pero el momento en el que empieza a oler a incienso dentro
de la iglesia, estas dentro del paso esperando a que suene el
martillo y oyes a lo lejos la banda llegar…no lo cambio por nada
del mundo.

Uno, cuando llegan estas fechas, no hace más que hablar de Sevilla,
Málaga… ¿Hay Semana Santa en Villena?

José
Miguel García Martínez.-
La
hay, y por suerte cada vez más. Uno no puede evitar hablar, por
ejemplo como es mi caso, de Sevilla, ya que tengo la gran suerte de
formar parte de la cuadrilla de costaleros del Polígono Sur de esa
ciudad. Por todos es sabido que Andalucía es un referente mundial en
lo que a Semana Santa se refiere, entonces ¿por qué no vamos a
seguir las pautas que llevan a esas hermandades a ser tan grandes?
Pero, eso sí, siempre con respeto y sabiendo cada uno donde se
encuentra y teniendo siempre en cuenta la idiosincrasia en la que se
desenvuelven las tradiciones de cada lugar. Para mí es un orgullo
ser cofrade de la cuna pero más orgullo me supone el hecho de
aportar mi pequeño grano de arena en engrandecer lo nuestro.
Considero que este es el camino a seguir, el de involucrarse de lleno
con tu hermandad o cofradía, que la Semana Santa es todo el año o
por lo menos así lo entiendo yo.

Ágora Habla con el deporte local y comarcal, siempre en movimiento

Nueva
directiva, los jóvenes se involucran cada vez más… ¿Creéis que la
Semana Santa de Villena será duradera a lo largo de los años?

Rafael
Sanchiz Giménez.-
Pienso
que cada vez más la gente joven se está involucrando y que todas
las hermandades y cofradías de Villena se van a reforzar de espíritu
joven a corto plazo, ya que la afición por la Semana Santa es cada
vez mayor. Pero para esto necesitamos ver a la gente joven trabajar y
poder expresar sus ideas porque para algo son el futuro de estas
cofradías.

Antonio
Cabanes Navarro.-
Es
obvio que en todas las facetas de la vida, llega un momento en el que
los padres dan un paso atrás en favor de los hijos. Es un relevo
generacional natural que nos permite mantener vivas nuestras
costumbres. En este caso, los que pertenecemos a esta generación más
joven, hemos llegado con ganas de trabajar y con la intención de
completar un cambio que nuestros predecesores han comenzado. Es
público y notorio que la Semana Santa de Villena muestra, desde hace
unos años, una tendencia de recuperación que se está consolidando.
Estas nuevas directivas jóvenes son hijas de ese esfuerzo de quienes
ahora nos ceden el puesto. Creo que hay Semana Santa para “rato”.

A
unos días de esa Semana Santa soñada, es cuando más se consultan
los pronósticos del tiempo. Todo el año esperando y…

Fernando
Navas Poveda.-
Pues
ya llevo más de tres días consultando el tiempo y de momento no nos
dan buenas noticias. Es todo un año esperando, preparando, ensayando
para un solo día, para una salida, y que llueva es un verdadero
chasco para nosotros los cofrades; pero bueno, confiaremos en que los
de tiempo se equivoquen y que nos dejen disfrutar de todo lo que
llevamos esperando un año entero.

¿Cómo
son los momentos previos antes de sacar el paso?

Beatriz
Collado Lillo.-

Pues es un sentimiento difícil de definir pero muy bonito, es una
mezcla de alegría, emoción, nervios y tristeza por acordarte de
familiares que ya no están. Meterte en tu trabajadera (travesaños horizontales que están situadas en la parte inferior de los pasos), respirar y
pensar que ya ha llegado el día. Sin duda, siempre se te escapa un
par de lágrimas, pero aun así es un sentimiento muy muy bonito que
recomendaría a todos, que lo probaran al menos una vez en la vida.

¿Qué
responsabilidad tiene un capataz en su paso?

Borja
Navas Poveda.-
La
responsabilidad del capataz es estar al frente de un grupo de
personas, una cuadrilla, de las que debe formar parte como uno más
enseñándoles la manera más adecuada de trabajar bajo un paso y
guiándolo por las calles. Una de las mayores responsabilidades es
estar con ellos motivándolos y apoyándolos; no es solo mandar un
paso. Es mucho más que eso.

¿Existen
casos de costaleros o cofrades que hayan heredado de un familiar la
pasión por la Semana Santa?

Alba
Baenas Casanova.-

Si hay casos, como por ejemplo el mío. Yo estoy en una hermandad
desde bien pequeña junto a mi padre, que siempre ha pertenecido a
ella como costalero u otros cargos. Desde pequeña le he acompañado
en cada acto de Semana Santa y eso me ha hecho sentirla como ahora la
siento muy adentro siendo costalera, nazarena, portadora… de varias
cofradías. Pienso que un cofrade primero tiene que tener fe y
después afición para estar en este mundo. Hay que vivirlo y
sentirlo desde dentro y contagiarse de la gente que lleva muchos
años; los jóvenes venimos con nuevas ideas, con ganas de trabajar y
tenemos que aprender de los que llevan tiempo en las cofradías y
hermandades. Porque heredar un sentimiento como es la fe hacia Dios y
la pasión de cristo, y compartirlo con un padre, hijo o abuelo no
se puede explicar con palabras.

¿Queréis
lanzar un mensaje a los vecinos para que se acerquen a vivir de cerca
las procesiones?

Borja
Navas Poveda.-

Sí, que se animen a salir a la calle a ver nuestra Semana Santa. Y no sólo a verla, sino que se animen a participar en ella, porque
detrás hay un gran número de personas con una pasión en común.

Antonio
Cabanes Navarro.-
A
los vecinos invitarles a salir a la calle. Hay muchas novedades este
año. El trabajo de las cofradías y hermandades para mejorar sus
actos es enorme y sin duda, merece la pena acompañarlas porque,
quizá, más de uno descubra una Semana Santa totalmente cambiada.
Creo que puede servir para potenciar una celebración que, aunque
parezca triste a primera vista, es la exaltación de un amor tan
grande, que escapa a la comprensión lógica del hombre.

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