Los partidos estamos
inmersos en periodo preelectoral. Ya se conocen tres candidatos a la
Alcaldía. Se empiezan a hacer los primeros cálculos, intentando
anticipar posibles resultados, descifrando probabilidades y
despejando numerosas incógnitas. Mientras tanto, la ciudadanía
continúa con su vida cotidiana ajena a las cábalas, aunque siendo
consciente de que en mayo decidirá con su voto el futuro político
de Villena. Y es que la democracia tiene mucho de matemática.
Al equipo de gobierno
Verde no le salen las cuentas. Con una mayoría absoluta de once
ediles no han sido capaces de aprobar los presupuestos municipales de
2018. Además, son conscientes de que están en el descuento de una
legislatura que se les está haciendo infinita. Han malgastado el
crédito, defraudado las expectativas y perdido una oportunidad
única, gestionando el consistorio desde la improvisación, la
incapacidad, la ineficacia y los errores continuos.
Parafraseando a Goethe,
podríamos afirmar que se han equivocado hasta cuando no han hecho
nada. Y en sentido contrario, con cada torpe decisión han sumado
nuevas chapuzas, excusándose siempre en que la culpa era de los
demás. En ocasiones, incluso, han tenido que reconocer la evidencia
y pedir perdón. Pero no ha servido de nada porque han vuelto a
repetir la metedura de pata sin remedio.
Por su parte, el Partido
Popular pretende de manera torticera amortizar cuatro años en los
que los Verdes no gobernaron en solitario. Habrá que recordarle a su
flamante candidato, recién aterrizado en política, que de 2011 a
2015 hubo una fructífera coalición de tres partidos al frente del
ayuntamiento formada por Verdes, PSOE y VCD.
La satisfacción de los
villeneros y las villeneras durante aquel ilusionante mandato
propició, y a los datos nos remitimos, la mayoría absoluta que han
disfrutado hasta ahora los Verdes y hemos sufrido, lamentablemente,
tanto el resto de la ciudadanía como el PSOE de forma muy directa.
Así pues, el PP no
debería reescribir la reciente historia, valiéndose de
manipulaciones demagógicas, para confundir y desacreditar a los
miles de villeneros y villeneras que, con su voto, dejaron atrás el
gobierno del Partido Popular, entre 2007 y 2011, lastrado por
conflictos y divisiones.
Aunque no es raro que los
Populares no entiendan de procesos democráticos porque su candidato
a la Alcaldía ha sido ungido por el dedo divino de una ejecutiva,
sin la participación de la militancia, y con la presencia de los
altos cargos provinciales del partido en una presentación
electoralista a bombo y platillo. En eso se parecen a los Verdes.
También practican la “política de escaparate”.
Sin embargo, el candidato
del PSOE a la Alcaldía, Fulgencio Cerdán, ha sido respaldado por
casi el 70% de los afiliados y las afiliadas en el proceso de
Primarias. Durante esta campaña interna ha dado muestras de su
responsabilidad, compromiso y contención, compatibilizando su
condición de concejal, secretario general de la Agrupación
Socialista y profesor de matemáticas de instituto.
Desde el primer
momento de esta legislatura, los socialistas acatamos, aunque con
cierta sorpresa, la decisión de los villeneros y las villeneras. En
los últimos tres años y medio hemos asumido nuestra labor de
oposición haciendo propuestas beneficiosas y fiscalizando al equipo
de gobierno. Nunca nos hemos sentido derrotados. Al contrario, con
solo tres ediles seguimos proponiendo soluciones para revertir
algunos despropósitos del ayuntamiento y demostrar con hechos cada
día, como ya hicimos de 2011 a 2015, que somos una alternativa de
gobierno creíble. Con convicción, eficacia y realismo vamos a sumar
voluntades para cambiar y mejorar las cosas en Villena, situando a
las personas por encima de los números.