En las semanas anteriores estuvimos hablando del contexto social y familiar que envuelve al deportista, sobre todo si es un niño. En esta ocasión vamos a entrar en un concepto que a primera vista puede percibirse como algo individual e introspectivo, algo que bajo la jerga popular se tildaría como más puramente psicológico. Por ello en el presente artículo intentaremos expandir nuestro punto de vista aportando datos para una perspectiva más amplia. Vamos a hablar del estrés y la ansiedad competitiva.
Partiremos de que ningún constructo o variable psicológica se encuentra aislada del resto, por lo que entenderemos entonces que tampoco lo estará del plano social y ambiental; y lo que es más: se verá enormemente influida por estos.
A nivel de público general se puede conocer algo sobre cómo actuar si nos encontramos en un episodio ansioso en el que nos falte el aire, se nos seque la boca, se nos acelere el pulso y hasta tengamos visión en túnel (entre otros muchos síntomas que se pueden dar). Varios de los remedios o soluciones aportados desde la Psicología son el entrenamiento en relajación, visualización o técnica de detención del pensamiento. Estas son sólo algunas de las herramientas que se pueden aplicar ante un caso de ansiedad generalizada, por ejemplo. Sin embargo olvidamos el viejo refranero castellano que nos dice: “Mejor prevenir que curar”.
Porque sí, lo más sencillo antes de que se produzca el estrés es prevenirlo. Entendemos ansiedad como proceso de respuesta al estrés dividida en el plano cognitivo (pensamientos), expresivo (emociones) y fisiológico (activación corporal).
Unos de los principales motivos por los que se puede desencadenar la ansiedad son los siguientes:
a) Percepción de que la situación nos supera
b) Al sentir que nos supera, no poder cubrir la demanda que nos exige, es decir, pensar que no daremos la talla.
c) Sentimiento de falta de escapatoria o de elección.
Por lo tanto, si estas ideas son claves para que el estrés se produzca, ¿Por qué no evitar que se desarrollen?
Algunos puntos clave para ello son los siguientes:
1. Desde la figura de autoridad (hablaremos de entrenadores sobre todo) trasladar al niño retos que supongan un desafío (esto los mantendrá motivados y activos) pero que sean alcanzables y ajustados a las características personales de cada uno.
2. Relativizar la derrota. Este es un punto difícil de llevar a cabo en ocasiones, pues ni siquiera los adultos muchas veces somos capaces de hacerlo. Recordemos lo hablado en anteriores artículos: Como modelos de conducta de los deportistas que son los entrenadores y padres, corresponde hacer un ejercicio de autocontrol y razonamiento, siendo conscientes de que lo verdaderamente trascendente es la formación como persona del individuo.
3. Evitar cargas de responsabilidad excesivas. Sería ideal que sobre todo los niños se dedicasen a hacer lo que más les divierte en ese momento: su deporte. Y que la responsabilidad de la toma de decisiones y las consecuencias recaigan sobre el técnico, protegiendo así a sus pupilos. “La madre de todas las batallas” no aporta demasiadas cosas buenas a la hora de preparar una competición.
4. Atribuir la derrota a factores variables sobre los que se pueda trabajar en un futuro: el esfuerzo, aspectos a mejorar propios o incluso la suerte, siempre y cuando sea realista esta última.
5. Preparar progresivamente al deportista para eventos potencialmente estresantes.
Esto quiere decir que pueden ser muy útiles en los entrenamientos ejercicios donde uno de los equipos empiece perdiendo automáticamente para aprender a gestionar las adversidades o introducir distractores como silbatos, que les hagan mantenerse concentrados. Así cuando una situación de esta índole se produzca en un partido, los jugadores ya lo habrán vivido con anterioridad y su respuesta será más adecuada.
6. Por último, sobre todo si el trabajo es con niños; hacer hincapié en los valores del deporte y en la importancia de pasárselo bien. Recordemos que dependiendo de lo que les transmitamos, así enfocarán la competición, e incluso la vida.
Para estos temas y otros más, os espero en nuestra cita semanal con Ágora Deporte y en mi página de Facebook:
Nestor Marco. Psicología Deportiva.
Hasta la próxima semana.