Según recoge ‘El Español’, que un hombre de 63 años -una edad a la que muchos otros están a las puertas del descanso ante una merecida jubilación-, tenga que escribir una carta implorando un empleo y buzonear con ella la ciudad es algo que hace que volvamos a tocar el suelo con los pies.

Esta es la historia de Antonio, al que hemos conocido gracias a una tuitera que decidía el pasado 4 de enero compartir la misiva, de la que solamente contaba que una vecina de Valencia se la había encontrado en el buzón de su casa.

Una caligrafía llamativamente bonita para un encabezamiento desesperado: “¡¡¡Por favor, léame!!!”. Antonio relataba entonces que necesitaba “generar ingresos para subsistir”, describiéndose como “un manitas o mañoso” con buena forma física y mental.

Antonio explica que podría realizar todo tipo de trabajos de limpieza, así como labores de electricidad, reparaciones o pintura, pero también atender a personas mayores. Asegura que es una persona de confianza y que no será difícil llegar a un acuerdo en la parte económica.

Una llamada de auxilio

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Suponemos que Antonio nunca se habría imaginado que echando su carta en un solo buzón iba a llegar hasta las casas de miles de personas. La misiva cuenta ya con más de 11.000 retuits y más de 5.000 ‘me gusta’.

Ahora lo que esperamos es que el llamamiento de Antonio no caiga en saco roto y se pierda en la inmensidad de las redes, pudiendo este hombre encontrar un empleo que le permita vivir con dignidad gracias a esta inusitada difusión.

También, como apuntaban algunos tuiteros, no estaría de más que abriésemos los ojos a los «Antonios» que podemos tener más cerca y a los que sería más fácil echar un cable.

Aunque, lo cierto es que lo más comentado en el hilo ha sido la grafía de Antonio y su gramática:

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