Otro año más, se celebran las Fiestas del Medievo en Villena, que dinamizan durante todo un fin de semana dos barrios con mucha historia de Villena (una pequeña parte de San Antón y el Rabal), debido en gran parte a la organización de las asociaciones de vecinos de Rabal y Ermita San José. Espectaculares, sin embargo podrían aspirar a superarlas el próximo año. ¿Cómo?
Recordaremos estas Fiestas por la boda china, y quizás también por el estreno de la Comunidad Islámica Badr en el “Rincón de Damasco”. Otro hecho a destacar es la posibilidad de elegir asistir a muchos actos simultáneos, y la implicación de asociaciones culturales en ellos. El atractivo de los conciertos es palpable al ver los y las espectadoras que aglutinan. Las cuevas, puestos y casas que recogen con bastante fidelidad el espíritu medieval, son foco de interés y conversaciones sobre la historia medieval y de Villena, otro gran aliciente. Y cómo no, la gastronomía (destaco el puesto vegetariano al sur de la Iglesia Sta. María o poder reposar con un refrigerio gracias al Quitapesares disfrutando de las vistas de la Pinada Sta. Bárbara).
Pero lo bonito de las Fiestas, como populares que son, es que pueden ser sometidas a elogios y críticas de la ciudadanía de Villena por igual. Y para conservarlas, lo mejor es participar en ellas con nuestra colaboración y propuestas. Porque hoy son Fiestas de Interés Turístico, pero quizás contribuyamos a que esta denominación se le quede corta en el futuro.
PEQUEÑOS RETOQUES
La música fue protagonista en la época medieval, y creo que poca gente estaría en contra de aumentar las actuaciones musicales con toque histórico, que revitalizan plazas y el mirador del Castillo.
La puesta en escena de las actuaciones teatrales tendría mejores resultados todavía si fuera acompañada de más equipo que produjera mejor acústica, y prever de lugares donde sentarse a descansar y ver a la vez mientras dura la actuación.
La coherencia histórica y simbólica de los artículos/adornos de los puestos/expositores creo que también tiene su importancia y habría que reivindicarla, además de dar facilidades a la ampliación del número de puestos (sin que eso lleve a masificar y estrechar espacios de estancia o de paso). Creo que el barrio de San Antón y su asociación de vecinos podría también sumarse pues parte de su paisaje e historia lo comparte (la ermita es del siglo XVI, por ejemplo).
Rescatar historia medieval, historia de Villena en la época medieval (episodios, personajes y lugares), oficios medievales y los sectores excluidos medievales (como los mendigos), momentos épicos (la eterna lucha de cada momento histórico entre ricos y pobres, por ejemplo), nos permite estar siempre indagando y dando a cada Fiesta un toque nuevo a partir de lo viejo, así que libros y documentos son una buena fuente de mejora de las Fiestas.
Recrear levantamientos populares, ceremonias (populares, de soldadesca, de oficios), incorporar la figura del juglar, del trovador, del bufón, del obispo, del señor, del sanador, del campesino enfitéutico (podría haber un huerto medieval, un molino de agua como habría antiguamente,… por decir algunas ideas sueltas). En fin, se podría simplificar en ampliar el concepto de Atalaya Experience, Bilyana.
LOS ANIMALES NO APORTAN
Desde el año pasado pude comprobar que las Fiestas dependen del peso de las personas que participan en ellas, de las asociaciones que participan, de los actos, del Ayuntamiento, de los puestos y de la ciudadanía que también colabora. La misma AA.VV. El Rabal, en su comunicado, también lo afirma así. Los animales, como en pasadas Fiestas fueron los burros o las ocas, o como ahora son la cetrería, los desfiles de caballos o los animales de granja, no aportan, no crean economía ni atraen turismo por sí mismos. No creo que sea habitual para cada visitante pasar dos veces por la granja para mirar un cerdo encajado en una jaula sin moverse porque no puede ni cambiar de postura, por ejemplo.
El uso de animales supone gasto de dinero que podría derivarse a otras actuaciones más rentables, bellas, turísticas y que no tendrían a los animales ahí contra su voluntad. Estas Fiestas nos educan en lo que fue el pasado (tanto en lo bueno como en lo malo), pero el uso de animales como adornos trae a lo urbano la realidad de la explotación animal que se produce día a día en el presente. Los animales sufren (en la cetrería se mezclan animales diurnos con nocturnos, en la “granja” están enjaulados lo cual les estresa).
Los animales no son así una representación del Medievo, sino que se transforman en otra excusa para divertirse a costa de los mismos animales, contribuyendo a que se vea “normal” su exposición, influyendo negativamente en la concepción del “rol de los animales”, en la infancia sobre todo. Porque no se entendería que para representar el Medievo se practicara una violación (ejercicio del derecho de pernada) o una quema en la hoguera de un hereje. Y recordemos que el Ayuntamiento, organizador también, se comprometió en Pleno en septiembre de 2013 a “no ocasionar sufrimiento a los animales salvajes”.
Tras estas reflexiones y propuestas, toca dar gracias de nuevo a quienes contribuyen a la realización de estas Fiestas del Medievo, que realzan la imagen de Villena, a partir de una diversión sana basada en la recreación y aprendizaje histórico.