Haciendo
un ejercicio de responsable oposición, y sin pretender que estas
palabras suenen a recriminación ventajista en forma de “ya lo
dijimos”, los hechos, una vez más, nos dan la razón. Queda
confirmado que lo dicho por Mercedes Menor, edil de Participación
Ciudadana, en respuesta a nuestras dudas sobre el procedimiento de
los presupuestos participativos eran simples excusas y mentiras. Por
tanto, no es merecedora, ni siquiera, de un voto de confianza.
Revisando
la hemeroteca, ya en el mes de enero de este año el Partido
Socialista fue el primero en cuestionar la tardía fecha en la que se
había puesto en marcha el proceso de presupuestos participativos. Si
bien, al mismo tiempo, valorábamos positivamente la iniciativa por
lo que significaba de implicación activa y democrática de la
ciudadanía en asuntos y decisiones que le afectan de manera directa.
También afirmábamos que, con mucha probabilidad, no llegaríamos a
ver realizados en 2018 los proyectos que resultasen elegidos por los
villeneros y villeneras.
A
su vez, denunciábamos que para su normal ejecución debía haber un
presupuesto municipal de 2018 aprobado y en vigor. No lo estaba
entonces y, lamentablemente, sigue sin estarlo ahora a punto de
concluir la anualidad. Es incomprensible que, con una mayoría
absoluta, año tras año los Verdes gobiernen el ayuntamiento
prorrogando presupuestos durante toda la legislatura en
curso. Resulta cada vez más evidente que, además de ineptitud e
incapacidad, hay disputas internas entre sus concejales, con los
consiguientes perjuicios que causan al municipio.
En
aquel momento manifesté los riesgos de que esta experiencia saliese
mal. Y me basaba en los antecedentes de este equipo de gobierno, que
no se ha caracterizado por ser diligente, creíble y eficaz. A las
pruebas me remito. Ahora otros grupos políticos parecen darse cuenta
del engaño y la instrumentalización llevada a cabo por Mercedes
Menor. Más vale tarde que nunca.
Según
lo aprobado por el grupo de personas que participó en el proceso, la
propuesta más votada en
la partida de inversiones era destinar 100.000 euros a obras de
mantenimiento y mejora en los centros educativos. Una cantidad que
todos, y aquí incluyo a los directores de los colegios, entendíamos
que se sumaría a los 67.000 euros ya contemplados en
los presupuestos prorrogados
del pasado año. Sin embargo, el total destinado será de 100.000
euros. Es decir, solo 32.000 más que en 2017, y nos los 100.000
euros extra que votó la ciudadanía. Algo que, como denuncié en su
momento, es una clara tomadura de pelo.
Desde
el PSOE, conocido ese recorte, solicitamos en el pleno del mes de
julio que esos 67.000 euros financiaran los proyectos votados a
continuación en los presupuestos participativos,
como la rehabilitación de la “Casa del Médico” en La Encina o
la instalación de reductores de velocidad efectivos en Las Virtudes.
La propuesta fue rechazada por el equipo de gobierno, lo que confirma
que los Verdes dicen una cosa y hacen la contraria. Asimismo,
denunciamos que se excluía el proyecto de convertir la plaza de
toros en un espacio plurifuncional. Un proyecto votado por la
ciudadanía y no incluido en la propuesta de proyectos a realizar.
Tal
vez algunas de las propuestas aprobadas por la ciudadanía se
ejecuten en 2018. Pero me atrevo a afirmar que no serán todas y en
su mayoría tampoco bajo el amparo del presupuesto del año 2018. Los
proyectos aprobados se abonarán probablemente con cargo al
presupuesto de 2019, lo que pone en riesgo un futuro proceso de
presupuestos participativos al utilizarse las partidas para asumir
los costes de los de este año. Aunque los Verdes pretenderán
justificarse en demagogias electoralistas que no se corresponden con
la realidad y la verdad. Avisados estamos.