Invadir: «Irrumpir, entrar por la fuerza. Ocupar anormal o irregularmente un lugar» (entre otras definiciones de la RAE). Nunca había entendido como podía existir una invasión sin derramamiento de sangre, como afirmaba “Nostradamus”. Cualquiera de nosotros no consentiría que un desconocido se adueñase de su casa, sin como poco, intentar defenderla y no, precisamente, con buenas palabras.

Nos hemos echado las manos a la cabeza cuando en el transcurrir de los años nos van asaltando noticias preocupantes sobre guerras, destrucción, violencia, refugiados… Pero me seguía faltando algo para entender al mítico francés.

Está claro que ciertas invasiones son muy ruidosas porque se les da mucha publicidad, y no me refiero en este momento a las de refugiados que están huyendo de sus países, estoy hablando de otras que no hacen ruido, otras a las que no se les da publicidad porque se están llevando a cabo poco a poco y casi las tenemos asumidas ¿Qué pasa con la invasión callada, con la que va navegando entre aguas y, cuando la detectas, ya es tarde?

El “buenismo interesado” de muchos políticos ha llevado a Cataluña a que hoy, al cabo de años de ayuda desinteresada o no, a que ya no se conformen con sus cuatro provincias y quieren mas. El llamado Condado de Barcelona se propone “invadir” al que fue Reino de Valencia. No tiene bastante con sembrar odio y discordia entre españoles de su comunidad, que están intentando catalanizar a todos los que se les pongan al paso; Castellón, Valencia, Alicante y Baleares de momento, porque el tema de Murcia, se lo están pensando.

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Y como para muestra vale un botón, la CUP ha convocado para el 29 de abril una marcha en Valencia para pedir la independencia de los “países catalanes”; el mismo día, los que se definen como valencianistas, tienen prevista una concentración en contra del adoctrinamiento catalanista también en Valencia.

Se nos olvida que todos somos españoles, aunque en los últimos telediarios, aparezcan políticos que por ambición personal, les den el caramelo envenenado a los “chiquillos”, a cambio de un puñado de votos, con la promesa de convertirlos en federación, que dicho sea de paso, es contrario a la Constitución Española, art. 145.1: En ningún caso se admitirá la federación de comunidades autónomas.

Y para terminar, recordaré una frase, supuestamente de Otto von Bismarck: “España es el país más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido”.

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