La Generalitat ha extendido a todo el año el periodo de caza del conejo de monte, como forma de mantener controlada la población de esta especie y frenar de alguna manera los daños que los animales están produciendo en los cultivos en distintas zonas del interior de la provincia, una de ellas Villena, y, sobre todo, los yacimientos arqueológicos, como es el caso del Cabezo Redondo.
En el año 2009 se aprobó una Orden del gobierno autonómico en este sentido, pero el pasado verano se ampliaron las exigencias en cuanto a la prohibición de efectuar repoblaciones. Desde la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural explican que en los últimos meses se está haciendo un especial uso de esa normativa, ante las incidencias que se están registrando en el campo como consecuencia de la proliferación natural de la especie.
Esto está implicando la concesión de un mayor número de permisos por parte de la Conselleria a las sociedades de cazadores para realizar batidas controladas, que es la fórmula exigida en la normativa para el control de las poblaciones junto con la prohibición expresa de introducir más animales en estas zonas. Lo corroboran tanto desde el departamento autonómico como por parte de la organización agraria Asaja-Alicante, donde explican que los conejos vienen causando en los últimos meses daños especialmente en los viñedos del valle del Vinalopó y en los campos de cereales que abundan en el extremo noroeste de la provincia.
Hace algún tiempo ya se dio un problema similar en l’Alacantí y, en menor medida, también en la Vega Baja y l’Alcoià. Desde Asaja explican que no disponen de cifras concretas en cuanto a pérdidas o hectáreas afectadas, pero sí que se ha producido un notable incremento de los partes a las aseguradoras agrarias. Éstas suelen cubrir la cuantía económica de los daños sufridos, pero aún así recalcan que es un problema «importante», dado que el agricultor pierde la cosecha y el beneficio que conlleva.
Pedro Mejías, de Villena, es uno de los productores de cereal que ha sufrido los efectos de la proliferación de conejos en las últimas semanas. Los animales prácticamente han acabado con una decena de hectáreas de avena, trigo y cebada, que en conjunto suponían unos 30.000 kilos. La sequía ha contribuido a que los conejos se refugien en las parcelas, «porque aquí tienen sustento y, además, el cereal les gusta». Mejías se muestra de acuerdo con la fórmula de la concesión de permisos de caza para mantener controladas las poblaciones de conejos, máxime teniendo en cuenta la enorme fertilidad de esta especie, pero considera «necesario» que se otorguen «cuando empiece a salir el cereal», de forma que el problema se ataje antes de que la pérdida económica sea mayor.
La Orden emitida por la Generalitat en 2009 cita de manera expresa los municipios de Albatera, Orihuela, Pilar de la Horadada, San Miguel de Salinas, Aspe, Monforte del Cid, Agost y Villena como los que potencialmente pueden verse más afectados por daños en el campo debidos a la superpoblación de conejos. Cítricos y hortalizas, en los cuatro primeros, viña en los tres siguientes y cereal en los dos últimos son los cultivos expuestos al riesgo. El año pasado se decretó la prohibición de realizar repoblaciones de animales junto a campos de cultivo, y condiciones especiales para hacerlo en los cotos de caza en estas zonas.