Ya van por el mes de marzo los búhos reales incubando sus puestas sobre los roquedos y barrancos de nuestros montes. Desde la castigada Sierra de la Villa hasta la Sierra de Salinas e incluso en la Laguna de Villena se puede detectar la presencia del gran búho. Su población ha aumentado en esta última década, llegando a ser la segunda rapaz nocturna más abundante en Villena.
Estimamos un mínimo de 20 parejas para el término municipal, aunque esta cifra podría ser significativamente mayor. Prueba del aumento de la población queda reflejada en la cantidad de ejemplares localizados heridos o muertos en distintas circunstancias. Durante 2018 al menos 6 búhos reales accidentados han sido localizados, de los cuales 1 ejemplar muerto en una cantera, 1 muerto en barranco, 1 muerto por electrocución y 3 ejemplares que quedaron atrapados en el vallado de distintas parcelas; solamente 1 de los búhos atrapados en vallado pudo ser liberado con vida y llevado al centro de recuperación de fauna.
Propio de ambientes montanos, laderas o barrancos, el búho real es una especie que se adapta muy bien al medio siempre que aparezca el conejo, la especie principal de la que se alimenta. Abundante hoy en día por cualquier zona de Villena el conejo en el campo ha beneficiado la proliferación del búho y la ocupación de áreas donde antes no era frecuente.
También otras especies de vertebrados completan su dieta, como la rata parda y el erizo europeo, así como diferentes especies de aves e incluso otras rapaces como el cernícalo o nuestra querida lechuza; es probable que la desaparición de esta en nuestros campos tenga mucho que ver con la aparición del búho real en los lugares donde la lechuza habitaba.
En periodos de abundancia de alimento y si las condiciones ambientales son favorables, los depredadores experimentan un aumento lógico de sus poblaciones que a su vez afecta al resto de especies que habitan en un determinado lugar.
Quizás el búho real no sea el último gran depredador que veamos por estos lugares.