Hoy, 6 de abril se celebra el día mundial de la actividad física. Ya, en el año 2002, la OMS (organización mundial de la salud), propuso que los estados miembros celebraran el día Mundial «Por tu Salud», resaltando la importancia que tiene realizar actividad física a diario, sin olvidar de añadir a nuestros buenos hábitos una correcta alimentación, de ahí, la celebración de este día.
El lema de este año es «Un niño activo = Un adulto saludable».
Me encanta el lema de este año, pues si inculcamos a los más pequeños un estilo de vida saludable que incluya una alimentación saludable y realizar actividad física a diario, no solo la que realizan en el colegio, también en familia, no olvidemos, que los adultos debemos ser el más claro ejemplo para los más pequeños, somos su referente. Un niño con hábitos saludables será un adulto que gozará de buena salud, tanto física como mental.
Entre los beneficios que podemos obtener de la práctica diaria de actividad física destaco:
– Prevenir o mejorar enfermedades cardiovasculares y metabólicas
– Ayuda a prevenir y tratar el exceso de peso
– Previene algunos tipos de cáncer
– Mejora la salud ósea y articular
– Mejora la fuerza, la capacidad de movimiento, la flexibilidad y resistencia cardiovascular
– Ayuda a recuperar después de una enfermedad o intervención quirúrgica
– Ayuda a relajarse, facilita el descanso y mejora la calidad del sueño
– Mejora el estado de ánimo y la autoestima
– Ayuda a sentirse mejor y proporciona energía para llevar a cabo las tareas diarias
En mi opinión, son muchísimos los beneficios que se pueden obtener. La actividad física, debe formar parte de nuestro tiempo, ser una prioridad, por sus considerables beneficios para nuestra salud, la que debemos cuidar y mimar cada día.
Escoger aquella actividad que nos guste, que disfrutemos con ella, aquella que cuando no la podamos realizar notemos que algo nos falta, solo así podremos mantenerla en el tiempo y disfrutar al máximo. Cuando nos planteamos en la vida cambiar algo, debemos ser muy conscientes de lo que nos aportará, si nos merece la pena, para qué lo estamos haciendo, así, en momentos de bajeza recordar siempre para qué empezamos con ello y aferrarnos a ese pensamiento, él nos dará fuerza. Un cambio, para que se convierta en un hábito y perdure en el tiempo, debe crearnos adherencia.
«PON VIDA A TUS AÑOS, SIEMPRE ES EL MOMENTO»