La antropóloga Margaret Mead respondió a cuál fue el momento en que la civilización humana dio el primer paso: un fémur fracturado y sanado fue la respuesta dada; su argumento era sencillo pero potente informando que, en la Naturaleza, cuando un animal cae herido por algún motivo, está condenado a morir de inanición y sed; ninguno de su especie se apiadará de él, quedará abandonado y víctima fácil para los depredadores.
Ayudar, mostrar empatía, cuidar a alguien es, pues, signo de humanidad.
Por este motivo voy a votar a Sumar en las próximas elecciones de España. Desde luego que no lo haré al Partido Popular porque todavía recuerdo cómo gestionó la crisis de 2008; su ideario neoliberal significó, en la práctica, que cada quien se las compusiera como pudiera. No cuidó a nadie; de hecho, no tenía intención alguna de hacerlo y aplicó medidas económicas fundamentadas en el apoyo a sectores económicos potentes -bancos y cajas de ahorro, por ejemplo-, en realizar tajantes recortes sociales -sanitarios, educativos, científicos y culturales- y rebajar muy notablemente la situación vital de la clase obrera con la Reforma laboral. El resultado fue el abandono y empobrecimiento de gran parte de la población española; durante mucho tiempo -demasiado- surgieron larguísimas colas de personas para recibir lotes de comida por haber sido expulsados de sus puestos de trabajo o, incluso, por seguir trabajando ya que el salario mensual había bajado y no alcanzaba para un nivel de vida decente; el número de desahucios -con el dolor que ellos suponen- no dejaron de aumentar por lo que muchas familias vieron su futuro muy negro. Muchos comedores escolares tuvieron que abrir en verano para que la población infantil pudiera tener, al menos, una comida diaria digna garantizada. Los informes de Cáritas eran demoledores. Así estuvo España durante 10 años aproximadamente.
No soy muy amigo del PSOE y, tras el fiasco de debate que protagonizó hace unos días, menos de Pedro Sánchez. Pero confío que vuelva a gobernar básicamente por un motivo: el gobierno de coalición que él preside también comenzó con una dramática crisis económica motivada por la pandemia y reforzada por la invasión rusa de Ucrania. Con esta doble crisis, la mayoría de la población española volvió a estar desamparada, a temer que su vida volvía a dejar de tener sentido.
Pero, las soluciones aportadas -con todas sus luces y sombras pertinentes- fueron humanas.
Este gobierno, con el beneplácito de la Unión Europea -que está aportando miles de millones de euros y validando muchas propuestas españolas como el tope al gas- y arropado por consensos logrados con muchas fuerzas sociales -CEOE, sindicatos, partidos políticos, etc.- ha realizado medidas de todo tipo para no repetir el drama del neoliberal Partido Popular, interviniendo en la vida económica nacional y tratando de cuidar a aquellas personas más vulnerables.
La disyuntiva de las próximas elecciones generales es muy clara: ley de la Naturaleza o civilización.