Quizás te suene o hayas oído hablar de «el miso», pero, ¿sabes de qué se trata?, ¿conoces sus propiedades?, ¿lo utilizas pero no sabes bien qué te aporta?. En este post voy a hablaros de él, de «EL MISO».
El miso es originario de China, y llegó a Japón en el S.VII donde solía estar reservado a la aristocracia y a los samuráis por considerarse un alimento divino.
Es el producto resultante de la fermentación de la soja con koji, un fermento, lo que le otorga sus maravillosas propiedades.
Se presenta en forma de pasta. Durante su proceso se desarrollan unas enzimas (amilasas, proteasas y lipasas) que le confieren la propiedad de ayudar a digerir los alimentos, lo que lo hace ideal para personas que sufren de gases, hinchazón abdominal y otros trastornos digestivos. Combate la acidez causada por alimentos como la carne, el queso, pescado, lácteos, embutidos y grasas. Según la Medicina Tradicional China, es un potente remineralizante y depurativo de la sangre, ayudando a neutralizar algunos de los efectos de la contaminación y el tabaco, además es un excelente remedio para regenerar la flora intestinal y como buen antioxidante, nos ayuda a mitigar los efectos provocados por los radicales libres.
Existen diferentes tipos de miso:
– Hatcho miso, de soja, es de sabor más fuerte, su color es oscuro y es ideal para consumir en los meses más fríos
– Shiro miso, de soja y arroz, es de sabor más suave, su color es más claro y es ideal consumirlo en los meses más calurosos
– Mugi miso, de soja y cebada, su sabor se encuentra entre los dos anteriores
El «Hatcho miso» es el más terapeútico. Os recomiendo consumir miso sin pasteurizar, ya que si está pasteurizado pierde buena parte de sus propiedades.
¿Cómo lo podemos cocinar?
Si ya estáis decididos a que el miso forme parte de vuestra alimentación, lo tenéis que disolver antes con un poco de agua o caldo y añadir al final de la cocción, nunca debe hervir porqué perderá buena parte de sus enzimas vivas y por tanto sus propiedades medicinales.
Por muchos beneficios que nos aporte, no se debe consumir en exceso, una cucharadita de café por persona es más que suficiente.
Tomarlo disuelto en sopas, salsas, cremas, estofados, caldos….y notareis sus beneficios!!!
Espero que este post os ayude a seguir mejorando vuestra alimentación y cuidar vuestra apreciada salud.