Como nutricionista, me gustaría aportar mi opinión sobre el reciente comunicado de prensa de la OMS al respecto del consumo de carnes rojas y procesadas y su relación con el desarrollo de cáncer.

Cuando salen a la luz este tipo de noticias, durante varios días seguidos se habla de lo mismo, nos llega mucha información y llega un momento que tenemos serias dificultades para entender de forma correcta el mensaje que nos quieren transmitir. Hay medios de comunicación que han emitido mensajes alarmistas y el alarmismo, suele ser contraproducente, pues nos vemos sumidos en el desconcierto («todo produce cáncer», «no podemos comer embutidos», «al final, no vamos a poder comer de nada»…), esto puede llegar a mal interpretar los mensajes sanitarios fiables, o incluso responder con argumentos tales como » de algo hay que morir», en lugar de pararnos a pensar que quizás debemos cambiar nuestros hábitos de salud, si es que nos importa nuestra salud, claro está.

La OMS vela por nuestra salud, y de vez en cuando nos alerta por alimentos que resultan dañinos. El consumo de carne en nuestro país es muy elevado, según muestran diferentes estudios. La carne, en sus miles de formatos, está presente a diario en casi todas las mesas. Hace 3-4 décadas, comer carne era un lujo y además era de muy buena calidad. Hoy día encontramos carnes y derivados que están al alcance de casi todas las familias, y la calidad, no es la misma.

Poner el acento solo en las carnes rojas y procesadas y pasar por alto otros muchos alimentos industrializados, sean de origen animal o vegetal, carece de sentido. Lo realmente importante, es el conjunto de todos los alimentos que consumimos, el resultado tiene que ser equilibrado. Nuestra alimentación debe basarse en frutas, verduras y hortalizas, cereales integrales y complementar con fuentes proteicas saludables y de calidad. Debemos disminuir o mejor evitar los alimentos industrializados, procesados y transformados, que dejan de ser alimentos y pasan a ser sustancias comestibles, ya que su función, ni por casualidad es aportar nutrientes a nuestro organismo.

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Lo que nos tiene que quedar claro, es que el riesgo existe, la OMS detalla que todavía no se comprende completamente cómo se incrementa el riesgo de cáncer por el consumo de carne roja o procesada. Hay varios componentes en estos alimentos que pueden justificar su papel en dicho riesgo, como es el hierro hemo, compuestos nitrosos, hidrocarburos aromáticos policíclicos o las aminas aromáticas. También se ha visto que ciertos procesos culinarios como es la fritura, el ahumado o las barbacoas, elevan aún más los niveles de nitrosaminas.

Por tanto, si nos apetece comer un filete de carne en la barbacoa o tomar algo de embutido, la mejor opción es acompañarlo de una generosa ración de verduras y frutas. Espaciar la toma de carnes procesadas, pues están presentes en la mayoría de bocadillos, tanto de adultos como de niños. Busquemos alternativas más saludables y dejemos estos productos para ocasiones especiales, que las hay.

Vamos a tomarnos este mensaje como algo positivo, nos puede ayudar a modificar hábitos y también a probar otros alimentos que lo mismo nunca nos hemos planteado incluir en nuestro día a día.

Para terminar, debemos saber que «La Salud, y en concreto, las posibilidades de padecer cáncer, dependen de muchos factores: alimentos procesados y de mala calidad; contaminación; tóxicos; estimulantes; estrés; falta de ejercicio físico….» La prevención del cáncer o de cualquier otra patología, pasa necesariamente por llevar un ESTILO DE VIDA SALUDABLE.

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