Este fin de semana tocaba una visita a los
montes de Biar, recorriendo básicamente antiguos senderos de
herradura (que servían para la recolección de la leña que
abastecía a sus cerámicas y hornos). La mañana transcurrió con
la alternancia de tímidos rayos de sol entre la nubosidad que iba
aumentando.

Comenzamos
la marcha en los aledaños del instituto de Biar, donde nos dejó el
autobús sobre las 8.30 de la mañana. Una vez ajustada la ropa y
colocadas las mochilas a la espalda, iniciamos la subida por detrás
del santuario, pasando junto al albergue por una pista que bordeando
el campo de tiro nos llevó hasta un collado, desde donde se divisa
el Reconco, el puerto de Biar y sus montes circundantes.

Continuamos
la marcha girando a la izquierda hasta alcanzar un poste del tendido
eléctrico en medio de un cortafuego, bajando en un principio por la
senda existente en él, hasta el barranco de los molinos. Esta
pequeña bajada, ha presentado la única dificultad reseñable de la
ruta, dado que parece como si la pendiente fuese cada vez más
pronunciada y además el tramo medio de la senda era impracticable,
teniendo que desplazarnos a la zona arbolada cercana.

Seguimos desde
el barranco subiendo una pequeña pendiente y entrando en una
senda de herradura que confluye en la antigua casa forestal, situada
junto al camino de Benasai. Desde aquí, llegamos al área recreativa
de “la Cova Negra”, donde hicimos la parada para el almuerzo.
Todo este trayecto discurre por un denso bosque de pino de alepo de
repoblación y monte bajo. Después del almuerzo, subimos por una
pista que conduce en suave pendiente al collado del “Runal”, a
los pies del cabezo Gordo, contemplando a la derecha el pinar de
Camús, un extenso bosque de pino piñonero (Pinus
pinea
). En estos momentos el tiempo se puso
desapacible con algunas rachas de viento y bajada de temperatura.

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Desde el
Runal, una senda que desciende por un denso bosque mixto de pinos y
encinas, nos llevó hasta Fontanelles. Una breve parada para beber
agua fresca de su fuente. Volviendo por nuestros pasos, tomamos la
senda que bordea las canteras de arcilla, pasando por el barranco de
las Vísperas hasta lo alto del “Racó de l’Aler” y después
giramos a la derecha por una antigua senda de cazadores que
serpenteando nos llevó hasta el paseo del Plátano.

Fueron un
total de 14,5 km, básicamente por estrechas sendas, entre pinos,
con los romeros y el brezo en flor. Un total de 58 socios de Aviana
disfrutamos de una buena jornada en contacto con la naturaleza, en el
vecino pueblo de Biar.

El día,
aunque variado en cuanto a su climatología, resultó bueno para la
práctica del senderismo y como el recorrido no fue muy exigente nos
permitió a todos gozar, como siempre, del buen ambiente y de la
compañía que hay en Aviana.

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