El anuncio de frío para la mañana del domingo 12 de febrero no desanimó a 63 socios y socias de AVIANA a reunirse un domingo más, a las 7 de la mañana, en el punto de encuentro habitual,  la Avenida de la Constitución, a la altura del colegio Salesiano, para realizar una ruta circular de aproximadamente 12 kilómetros por la Sierra de Salinas. Esta sierra, de unos 15 kilómetros de extensión longitudinal, tiene en sus  dos lados más opuestos un vértice geodésico, en esta ocasión hemos alcanzado la cima de “El Caire” de 1049 metros de cota máxima, el segundo en altura.

El inicio del recorrido ha sido en la población de Salinas, dejándonos el autobús en las afueras. Los primeros pasos se realizan por asfalto para, pocos metros después, tomar un sendero de unos 5 kilómetros de continua ascensión, lo que provoca que el cuerpo entre en calor y vayamos desprendiéndonos de algunas de las capas de ropa.

Llegados a la parte superior  de la sierra,  llaneamos durante un  kilómetro más hasta llegar a las “Peñas del Sol”, allí la temperatura es más baja y,  cuando nos sentamos a almorzar,  agradecemos tomar “un calentito” para reponer fuerzas, contemplando desde la altura buena parte de la Sierra y disfrutando de unas vistas  espectaculares de  un mar de pinos” y la “Holla Hermosa”.

Después del descanso, el recorrido hasta el punto geodésico de la cima de “El Caire” es fácil ya que se siguen sendas evidentes  y la ayuda de pequeños hitos. La vegetación de la zona está formada principalmente por romero, tomillo, enebros y algún ejemplar de coscoja.

El vértice se encuentra en una enorme planicie rodeada de matorrales y, al estar en medio de la sierra y ser tan ancho, las sierras y montañas circundantes parecen lejana.

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Quedaba el regreso, siguiendo la cresta en dirección Este,  donde se encuentra un terreno poblado por un espeso manto de arbustos de poca altura. Desde allí se inicia un largo  descenso  de 4 kilómetros  por una senda bastante pronunciada que desciende hasta el fondo de un barranco.

En este descenso se aprecia la diferencia entre la variada y exuberante vegetación que cubre la cara de la umbría y esta, más árida, compuesta por esparto y matorrales.

Al terminar la senda nos hemos encontrado con unos bancales de almendros y, tras pasar junto a un vertedero, llegamos, cinco horas después de haber comenzado la ruta, al punto de origen.

El camino, aunque un poco dificultoso en la bajada, ha sido muy agradable y se ha podido disfrutar de una preciosa mañana de senderismo y buen humor junto a los amigos y amigas que forman esta asociación. 

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