Un domingo más, nos hemos dado cita a las siete de la mañana para disfrutar de la ruta que nos tenían preparada en Cortes de Pallás, eso sí, era de todo el día y para ello debíamos de desplazarnos en autobús casi dos horas y media.
Sobre las 9:45 horas iniciábamos el recorrido desde la localidad de Cortes de Pallás y alrededor de las 10:00 h. hemos hecho la parada para almorzar, en una zona donde había una fuente de dos caños de agua fresca y cristalina llamada “Chapole”
El itinerario, comienza en ascensión desde la Población de Cortes de Pallás hacia La Muela, por la senda local SL-V13 denominada Cavanilles – La Cortada y recorre parte de la huerta, pudiendo divisar la morisca, y sigue por el camino de herradura de La Cortada, una antigua vía de piedra de caballerías en ascenso que llaman en el pueblo “las 22 curvas” y que fue rebautizada por el Cronista de la población como “Ruta Cavanilles”, en honor a Antonio José Cavanilles y Palop (Valencia, 16 de enero de 1745 – Madrid, 5 de mayo de 1804) un científico ilustrado, botánico y naturalista.
El itinerario también discurre por el paso por los cintos rocosos y el vértice geodésico de La Cortada (que está a 817 metros de altitud); el mirador de El Pino La Cortá, desde donde se aprecia la belleza de todo el paisaje y el discurrir de la gigantesca balsa de agua del salto de Cortes II
Ya en el descenso, apreciamos las huertas moriscas del Barranco de la Barbulla y sus impresionantes saltos y cascadas (dignos de ver cuando hay suficiente caudal tras épocas de lluvias intensas); la Cueva Tejedor, que la familia “El Tejedor” tenía las tierras y el ganado alrededor de la cueva, y que utilizaba como corral.
Desde allí nos hemos dirigido a El Corbinet, paraje con un espectacular chorrador de unos 15 metros de altura, por desgracia hoy no tenía caudal de agua.
Destacan durante el recorrido, elementos naturales de alto y gran interés botánico como la pebrella, el romero, la coscoja y demás arbustos del terreno.
En resumen una ruta con unas vistas preciosas y majestuosas, de las que merece la pena no perderse, pues gracias a que tenemos la suerte de que estos parajes existan, podemos disfrutar de ellos y recordar lo maravillosa que es la naturaleza.
Gracias a los guías por la preparación de la ruta y por habernos hecho pasar un día espectacular.