Durante las últimas semanas un nuevo producto llamado «aceite de palma» está en el punto de mira. No es nada nuevo, lleva en las estanterías de los supermercados unos cuantos años y está haciendo mucho daño a nuestra salud.
La mayoría de nosotros buscamos cuidarnos, tener salud, entre otras cosas, pero en lo que se refiere a temas de alimentación hay mucho vacío, mucha ignorancia y desconocimiento, muchos mitos, en fin, mucha información que nos ha llevado a tener tal caos en nuestra mente que no sabemos ya lo que nos puede beneficiar y/o perjudicar.
El aceite de palma se obtiene de los frutos de la planta tropical Elaeis guineensis, y como bien he comentado, su consumo ha aumentado en los últimos años, ya que la industria lo utiliza por su bajo precio, alto punto de fusión, su capacidad de conservación, buena textura, untuosidad y sabor que aporta a los productos que elabora.
¿Por qué no es una aceite saludable?
Según la evidencia científica actual y el informe de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaría) de 2016, el abuso del mismo está relacionado con:
– Aumento del riesgo de cáncer, la EFSA considera su toxicidad por unos compuestos originados en la producción del aceite de palma (ésteres glicidílicos de ácidos grasos). Estas sustancias se forman durante la elaboración, cuando se refinan los aceites vegetales a elevadas temperaturas.
– Aumenta el riesgo de patologías cardiovasculares
– Podría ser genotóxico, pudiendo alterar nuestro material genético (ADN y cromosomas)
¿Dónde lo podemos encontrar?
Está presente en muchísimos procesados y ultraprocesados como bollería, galletas, barritas de cereales, tortitas de arroz y de maíz, cremas de cacao, empanadillas, croquetas, rebozados, pizzas, patés, patatas fritas…..
Además, en muchos productos «dietéticos» incluso los destinados para «veganos y vegetarianos» como patés vegetales, hamburguesas vegetales, barritas energéticas, barritas sustitutivas de comidas, galletas…
¿Qué podemos hacer para evitar su consumo?
Leer y saber interpretar las etiquetas nutricionales. Desde diciembre de 2016 la nueva legislación nº 1169/2011, obliga a especificar en el listado de ingredientes y por orden de contenido el tipo de grasa/aceite que utiliza. Evitar aquellos elaborados con aceite de palma o palmiste, grasas hidrogenadas de palma, manteca de palma.
Mi consejo…..
Por mucho que desterremos el aceite de palma de nuestros supermercados, los productos procesados y ultraprocesados seguirán estando ahí, llenando las interminables estanterías. En poco tiempo, la industria aprovechará esta oportunidad para vender sus productos como «saludables», por no llevar este tipo de aceite, si es que finalmente llegan a no utilizarlo (aún está por ver) como están anunciando, pero si seguimos comprando y consumiendo procesados, no nos engañemos, seguimos ingiriendo productos de baja calidad nutricional, cargados de sal, de azúcares, de harinas refinadas, de conservantes, colorantes, edulcorantes y un largo etc…..
La clave está en desterrar de nuestra alimentación las cantidades de productos industriales que se consumen. Debemos basar nuestra «dieta diaria» en productos frescos, frutas y verduras, legumbres, cereales integrales de verdad, frutos secos crudos o tostados, semillas, huevos, carnes y pescado de calidad, cocinar más, comprar en el mercado y más producto local.
Si quieres cambiar de hábitos de alimentación es posible, lo primero es querer y lo segundo buscar profesionales de la nutrición que te puedan guiar y asesorar correctamente.
Espero que este artículo os ayude a seguir dando pasos para mejorar vuestra salud y calidad de vida.