El IDF Eco-marathon del campus de Alcoy de la Universitat Politècnica de València (UPV) participó la semana pasada, por decimocuarto año consecutivo, en la Shell Eco-marathon Europa. El equipo, que pertenece al programa de Generación Espontánea de la UPV, logró una marca de 813 kilómetros con un litro de combustible. Un registro más que notable, teniendo en cuenta los problemas a los que se tuvo que enfrentar –y solventó- el equipo a lo largo de la semana.

“Fue una semana dura, porque el motor nos dio muchos problemas, pero finalmente pudimos salir a pista y hacer una buena manga. El año que viene esperamos tener un mejor resultado… en lo que a kilómetros se refiere, porque en compromiso y capacidad de superación será complicado mejorar lo que los chavales del equipo demostraron durante toda la semana en Brooklands”, destaca Vicente Colomer, profesor del campus de Alcoy de la UPV y coordinador del equipo.

Los estudiantes que se desplazaron hasta Brooklands para competir en la Shell Eco-marathon Europe 2019 fueron Mar López, del doble Grado en Ingeniería Informática-Administración y Dirección de Empresas; Carlos Finch, Matías Tissot, Alessandro Zenone, Sergio Carrillo, Ismael Grueso, Alejandro Ochoa y Daniel Cabezuelo, todos ellos del grado de Ingeniería Mecánica; y Juan Campos, del Grado en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Productos.

La competición arrancó con la puesta a punto del IDF19 y con la inspección técnica, un chequeo exhaustivo en el que se revisan los bólidos de arriba abajo – cerca de sesenta parámetros son analizados concienzudamente. Y el equipo del campus de Alcoy de la UPV pasó “la mejor de las inspecciones de los 14 años que lleva participando en la competición”.

Sin embargo, a partir de ahí y hasta el último día de competición se sucedieron los problemas. “El cigüeñal se dobló varias veces, tuvimos problemas con el escape, hubo sensores que no ofrecían la información correcta. Hubo momentos complicados, pero como dijimos en el box, rendirse no era una opción y así lo demostró el equipo. Al final, decidimos cambiar el motor de 35 centímetros cúbicos por otro de 25 y, no sin tener que solucionar otros inconvenientes, pudimos salir a pista”, apunta Vicente Colomer.

Y fue con ese motor con el que el IDF19 logró rodar el último día de la competición y conseguir una marca –los 813 kilómetros con un litro de etanol- que le valió para clasificarse en el puesto 17 de la clasificación general de su categoría –prototipos/etanol- en la que participaron un total de 44 equipos.

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“Participar en este proyecto, en esta competición, es el broche ideal al curso, a la formación que recibimos en el campus. El resultado podría haber sido mejor, pero la experiencia, el bagaje que nos ha dado esta semana, en la que hemos trabajo a destajo hasta conseguir salir a pista, es importantísimo. Hemos vivido un auténtico master acelerado de ingeniería automovilística”, señala Mar López, piloto suplente del equipo durante la competición.

Sobre el IDF19

El IDF19 es un prototipo revolucionario. Su chasis está fabricado con fibra de carbono preimpregnada, con una estructura de nido de abeja de fibra de vidrio y papel fenólico para separar los compartimentos del motor y el conductor.

Las longitudes son las mismas que el IDF18–el molde del monocasco no ha cambiado: 3’10 metros, 60 centímetros de anchura y 62’5 de altura. Pero el peso no: de hecho, pesa tan solo 26’5 kilos, un 33% menos que el prototipo con el que el equipo de la UPV compitió en los últimos años.

Para su construcción, el equipo IDF Eco-marathon del campus de Alcoy de la UPV contó con el patrocinio de talleres Xúquer, de Carcaixent; Gurit Spain; mecanizados XYZ; cadenas Moblat, de Algemesí; la alemana HPP Strategy and Marketing Consulting; Loctite; y TeXtreme.

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