En Villena y allá por el
año 1945 y en un caserón equipado con mesas y sillas de colegio se
comenzaban a impartir conocimientos a unas niñas. Comenzaba a
crearse una generación de alumnas, la primera. Ahora, en el 2016 se
cumplen 70 años de aquello, y estas niñas, ya mayores, han querido
celebrar este aniversario. Este grupo de alumnas estuvo en el colegio
desde los cursos 1945-46 hasta 1955-56.
El pasado sábado se
realizaron una serie de actos en el colegio. El primero de ellos fue
una eucaristía de acción de gracias en las que se leyó una
monición de entrada con unas emotivas palabras que resumían la
alegría de poder celebrar este aniversario. Una monición que me
servirá para explicar lo acontecido y que relata lo vivido. En uno
de sus párrafos se podía leer lo siguiente: Gracias a la
generosidad de Doña Dolores Aynat, a la providencia de Dios y a la
Compañía de las Hijas de la caridad, hoy estamos aquí y continúa
esta preciosa obra Vicenciana. Dolores Aynat no cabe duda que fue
la fundadora y las hijas de la Caridad quienes mantuvieron el
proyecto en pie. En pleno siglo XXI, este proyecto sigue en pie y
goza de muy buena salud. Los tiempos han cambiado, los avances han
sido muchos y el sistema educativo tiene otro cariz, pero el fondo,
la idiosincrasia, el motivo, sigue siendo el mismo: Educar
integralmente.
En las fotos que
acompañan esta crónica se puede ver cómo se les rindió homenaje a
estas antiguas alumnas y lo brillante que estuvieron las actividades.
La visita a las actuales aulas del colegio les hizo recordar tiempos
de antaño y a profesoras y compañeras. Unas aulas que fueron
testigo de su formación, de su aprendizaje.
Debemos sentirnos
orgullosos y felices de poder seguir disfrutando de este proyecto en
el que hay implicadas muchas personas: Nuestros fundadores, San
Vicente y Santa Luisa, todos aquellos que económicamente y
moralmente lo apoyaron y facilitaron, la Comunidad de Hijas de la
Caridad, que han sido el eje vertebrador y perfectas transmisoras de
la fe y el carisma vicenciano, los padres, que se han fiado de esta
institución, el personal de servicio –siempre dispuesto y
servicial- , las voluntarias de AIC, JMV, voluntarios el Centro AYNAT
,movimientos que han surgido motivados y dirigidos por las hermanas
que han sido destinadas aquí. Todos, han hecho posible que muchas
generaciones de chicas y chicos ( hoy adultos y profesionales, madres
y padres de familia y personas de bien) pudieran enriquecerse y
formarse con sus palabras, sus gestos, su cercanía, su vocación o
sus experiencias.
En aquella monición de
la que hablaba se leía: Nos sobran motivos para agradecer y
celebrar. Son 70 años y los que quedan, han sido y son una rutina
diaria donde el saber y la fe continúan vivos.