El
pasado 20 de octubre, jueves, muchas familias se vieron privadas del
transporte escolar a causa de una huelga convocada por UGT, huelga a
la que posteriormente se adhirió CCOO. El sindicato debe explicar el
por qué de esa huelga, y esa explicación debe ser cierta.

Se reivindicaba que los
pliegos administrativos para la licitación del transporte escolar
recogiesen la subrogación de trabajadores y trabajadoras en el
supuesto de cambio de empresa adjudicataria del servicio, esto es, el
mantenimiento del empleo.

De acuerdo con ello, y
más allá: CCOO está negociando con la Generalitat la introducción
de cláusulas sociales en los pliegos de condiciones administrativos.

Y también hubiéramos
estado de acuerdo en que la subrogación de trabajadores y
trabajadoras del ámbito del transporte escolar se recogiera donde
debe recogerse, el Convenio Colectivo provincial de Transporte de
Viajeros para los años 2015-2017, convenio que fue firmado por esa
misma UGT que convocó huelga para el jueves, y por esa misma
patronal que animó tan generosamente dicha huelga.

Porque el Convenio
Colectivo no recoge la subrogación de los y las trabajadoras del
transporte no regular, en el que se incluye el transporte escolar, y
esa fue una de las razones por las que CCOO no firmó tal convenio.

Los que no quisieron la
subrogación en el Convenio Colectivo que libremente pactaron, siendo
competentes, y responsables de ello, son los que ahora derivan su
incompetencia e irresponsabilidad en quien no es competente ni
responsable de ello.

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El problema es de fácil
solución: se reúne mañana la comisión negociadora del convenio, y
UGT y la patronal pactan la subrogación de los y las trabajadoras
del transporte escolar. Ya está.

¿Entonces?

Entonces es que el
concurso de transporte escolar sigue sin resolverse, que hay una
guerra abierta entre las empresas del ramo, que la Consellería de
Educación ha adelantado que pueden haber cambios con respecto a la
propuesta inicial, que las empresas salientes tienen que indemnizar a
sus trabajadores, las entrantes no quieren asumir a esos
trabajadores, y ante todo ello, un buen grupo de empresas de Alicante
ha decidido que es un buen momento para presionar a la
Administración; ¿las empresas?, ¿pero no era una huelga?, ¿la
patronal puede hacer huelga?… no, pero otro podría convocar huelga
por ellas.

Esta huelga defiende los
intereses de la patronal del sector, y eso es lo que, desde dentro, y
desde la verdad, pretende evidenciar CCOO, dejando también claro
cuales deben ser los únicos objetivos de esta huelga: sí a la
subrogación, en el Convenio primero, y desde esa coherencia, exigir
que en los pliegos administrativos también se recoja tal
subrogación; y sí, por supuesto, a que los y las trabajadoras no
deban sufrir la rebaja de las rutas impuesta desde Consellería con
una similar rebaja en sus condiciones laborales.

Esta ha sido una huelga
peculiar, solo en Alicante, con miedo de los y las trabajadoras a no
secundarla, con llamadas de la empresa a no entrar al puesto de
trabajo, con un autobús obstaculizando cocheras sin que nadie
llamase a la policía (¡que generosa tolerancia!), cubriendo
transporte escolar de centros privados pero no públicos, fletando
autobuses de Alicante para concentrarse ante la Consellería de
Educación (y eso que Valencia queda más cerca de Valencia), y, por
supuesto, con la presencia de un buen grupo de trabajadores que,
honestamente, luchan por defender sus propios intereses y no los del
jefe.

En fin, cuando duele la
mentira es bueno explicar la verdad.

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