El español, que acabo 13 del mundo el año pasado no ha podido competir este año en condiciones e inicia esta semana su regreso progresivo a la competición.

Los dos últimos años supusieron otro salto cualitativo en las aspiraciones de Pablo Carreño-Busta por seguir creciendo y dejar su huella en el tenis mundial. En 2021 logró alzarse con la medalla de bronce de los Juegos Olímpicos tras vencer a los que en su momento eran el nº2, Medvedev, y el nº1, Djokovic, del mundo. El año pasado logró en Montreal alzarse con su primer Master 1000 y acabo a las puertas del Top10 que ya alcanzó en 2017.

Si bien 2023 está siendo un año complicado. Una pretemporada corta y un par de competiciones en las que no pudo rendir a gran nivel por una lesión en el tendón del brazo derecho que no ha tenido buena evolución. Esto ha llevado al gijonés a estar fuera de las pistas durante varias semanas. Tras un tratamiento de células madre y más de un mes de descanso, Carreño ha iniciado esta semana su vuelta a las pistas. De manera progresiva se le ha visto entrenando estos días en las pistas de la Academia con raquetas sin cuerdas, y con ellas.

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Su hoja de ruta dependerá mucho de la evolución de la lesión que se vislumbra mucho más favorable que hace unas semanas. Lamentablemente, está claro que no podrá defender el título de Montreal. El objetivo de Carreño es intentar llegar a Winston-Salem y poder competir en el circuito al menos una semana antes del US Open. El no haber podido competir en la temporada supondrá que Pablo salga del Top100 tras diez años consecutivos. En cualquier caso y gracias a la normativa de la ATP podrá seguir accediendo a los torneos por el ranking protegido por lo que si la evolución es favorable podremos verle también en la gira asiática.

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