El Sporting Villena no pudo lograr la victoria en el campo, por denominarlo de alguna manera, del Manuel Enoba, colista del grupo XI de Primera Regional (1-0). Los villenenses regresaron de vacío de un partido que tardarán en olvidar. Parece claro que la Federación Valenciana de Fútbol debería modificar algunos puntos en cuanto a terrenos de juego, proximidad de la afición a los banquillos y sobre los propios miembros de los clubes.
Y es que ayer se dieron una serie de acontecimientos que, a buen seguro, nunca llegará en forma de reclamación a altas esferas institucionales. Lo primero de todo fue el horario del encuentro, las 15.30 horas, algo que se puede entender por el ahorro de luz artificial. Lo segundo fue el estado del terreno de juego, más propio de una plantación de patatas, donde, y a gracias a la Diosa Fortuna, ningún jugador resultó lesionado. Juzguen ustedes mismos por la fotografía que acompaña a esta crónica.
Si los árbitros, y no generalizo, tuvieran un poco más de valentía a la hora de dirigir los encuentros, nadie dudaría de su labor. En la tarde de ayer se dio todo lo contrario. Con una afición que en lugar de ir al fútbol y animar a los suyos, fue a meter presión desde, digamos las gradas, por decir algo; un delegado que logró con sus constantes provocaciones a los villenenses que el púbico se sumara a su espectáculo bochornoso, y un resultado que nada tiene que ver con lo visto sobre… el campo.
Demasiado aguantaron los jugadores y cuerpo técnico, así como algún valiente que se atrevió a acompañar al equipo, las provocaciones de los locales, aunque, todo esto, acabó por descentrar a los pupilos dirigidos en la tarde de ayer por Mori. Mientras tanto, los jugadores del Manuel Enoba olvidaron que hay que dar ejemplo a los más pequeños que quieren ser, en un futuro, futbolistas.
Se emplearon demasiado a fondo. El rugby se caracteriza por el enorme compañerismo que existe entre rivales en un deporte de choque. Pero está claro que está en el guión. Lo que plasmó el Manuel Enoba ayer en el ‘patatal’ de terreno de juego, fue más allá de cualquier disciplina deportiva. Mientras tanto, en la grada, por decir algo, los aficionados locales ayudaron a su equipo, pero no animándolos, como en principio así se piensa, sino interrumpiendo el juego lanzando balones al terreno de juego, algo que el trencilla de turno, David Hontoria, permitió.
De nada sirvieron las protestas de los villenenses. Es más, cuanta más protesta, más provocación por parte de un delegado local, que se tomó la libertad de mandar callar al banquillo del Sporting, y expulsó al cronista de la entidad villenense. Mientras tanto, jugadores y banquillo se mordían le lengua para tratar de evitar tanta provocación y juego sucio por parte de un Manuel Enoba que, a pesar de la victoria, demostró el por qué es colista en la clasificación.
En lo deportivo, poco que apuntar. Dominio de los visitantes, sobre un terreno de juego impracticable, y los locales que en una de las pocas ocasiones que llegaron al marco alicantino, anotaron el gol que a la postre les dio los tres puntos. Destacar la profesionalidad en todo momento del Sporting de Villena, desde sus jugadores hasta a algunos directivos que se desplazaron. Ojalá alguien haya tomado nota de lo sucedido ayer, y traten de poner remedio. Hechos como los vividos ayer son los que ensucian el nombre de este noble deporte.