Los regantes del Vinalopó medio empezarán a recibir a partir de la próxima semana nuevos caudales procedentes del Júcar, después de que la empresa pública Acuamed autorizara el pasado día 19 el envío urgente de 15 hectómetros cúbicos de agua al río alicantino, que debido a su déficit hídrico habitual sufre con especial virulencia los efectos de la feroz sequía, que está provocando graves daños en los cultivos leñosos, como son los de uva de mesa.

Tal y como explicó Andrés Martínez, presidente de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, l’Alacantí y el Consorcio de Aguas de la Marina Baja, la situación en la zona es extrema, hasta el punto de que existen masas de agua como el acuífero de la Sierra de Crevillente que se pueden considerar «muertas», pues pese a que en los pozos de extracción se baja hasta los 650 metros de profundidad, con el consiguiente gasto energético, los recursos que se obtienen son muy salinos, y por tanto, de mala calidad para la agricultura.

El caudal a trasvasar procede del azud de la Marquesa, en Cullera, y llegará hasta la balsa de San Diego de Villena a través de la infraestructura del Júcar-Vinalopó. Se trata de una aportación excepcional ante la gravedad de la situación, en el sentido de que será efectiva antes de que se haya aprobado el protocolo que permitirá poner en marcha la conducción de manera regular. Eso sí, no es la primera transferencia que llega con el mismo objetivo, pues desde 2012 se han enviado, según Martínez, alrededor de 13 hectómetros cúbicos, incluyendo el caudal empleado para pruebas técnicas.

Los datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) establecen que el sistema del Vinalopó-Alacantí se encontraba en abril en situación de alerta por la sequía, aunque es cierto que en los diez meses previos el escenario era el de emergencia, del que se ha podido salir gracias a precipitaciones puntuales.

No será el único ejemplo de solidaridad entre cuencas valencianas, pues la CHJ ha aprobado otro envío extraordinario, en este caso del curso alto del Júcar, para paliar los problemas de abastecimiento de las localidades costeras de la Marina Baixa de cara a la temporada estival.

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Para hacerse una idea, los dos embalses del sistema, Amadorio y Guadalest, acumulan 0,40 (2,54% del total) y 3,38 (26,03%) hectómetros cúbicos respectivamente. Entre las localidades beneficiadas se encuentra la locomotora turística de la Comunitat: Benidorm. En total serán cinco hectómetros cúbicos de agua que llegarán a través de la conducción Rabasa-Fenollar-Amadorio, una infraestructura dependiente de Acuamed que también conecta el Júcar con el sur de Alicante.

Por otro lado, ya está muy avanzado el acuerdo entre los diferentes usuarios implicados en la explotación normalizada de Júcar-Vinalopó y podría hacerse oficial de cara al próximo verano, siempre que no se produzca ningún problema con los informes técnicos que prepara el Ministerio de Medio Ambiente.

Ha sido el departamento estatal el que ha mediado entre los representantes de la cuenca cedente, como la Unidad Sindical de Usuarios del Júcar (Usuj), y la receptora, encabezados por la Junta Central del Vinalopó. Las negociaciones se materializarán en un protocolo y un convenio que fijarán los caudales a transferir y en qué condiciones. Y servirán para acabar con la llamada guerra del agua valenciana y para activar la costosa infraestructura.

Por ejemplo, se establece un máximo de 12 hectómetros cúbicos para abastecimientos urbanos que partirán desde el embalse de Alarcón, propiedad de Usuj, y otros 15 desde la toma de Cortes de Pallás, que se combinarán con las aportaciones para regadío desde La Marquesa. Además, se fijan las indemnizaciones que recibirán los usuarios del Júcar por la pérdida de recursos en el primer embalse, que servirán para cubrir el coste derivado de sustituir los caudales transferidos por agua de pozos.

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